La desaceleración y la guerra comercial
China Todas las alarmas se han disparado en China tras un tercer trimestre de este año en el que el PIB creció un 6,5%, el peor dato trimestral desde el inicio de la crisis y el segundo menor crecimiento desde que comenzó la serie histórica, en 1992.
Además, sectores como el inmobiliario -los analistas prevén una contracción de hasta el 12% en 2019- o el automovilístico que podría registrar su primera caída anual en casi tres décadaspreludian una caída que podría agravarse debido a la guerra comercial con Estados Unidos.
Sin embargo, la desaceleración económica no es un concepto nuevo para China: 2007 fue su año cumbre, cuando su PIB aumentó un 14,2%, pero desde entonces el crecimiento ha ido moderándose gradualmente.
Pekín es consciente de esto y en su último plan quinquenal (2016-2020) enfatizó la necesidad de mover el centro del modelo económico desde las exportaciones -en 2006, pico máximo, suponían el 36% del PIB- hacia el consumo interno.
De hecho, los analistas, aunque cautos, no parecen especialmente preocupados por el desempeño económico chino. también respaldó hoy el acuerdo de asociación estratégica UEJapón con 535 votos a favor, 84 en contra y 45 abstenciones.
Ese acuerdo ampliará la cooperación en energía, educación, investigación y desarrollo, la lucha contra el cambio climático y el terrorismo.
El Partido Popular Europeo y los socialistas en la Eurocámara alabaron un pacto que se compromete con un comercio libre y justo, aunque la Izquierda Unitaria y Los Verdes criticaron que permita liberalizar servicios públicos de interés general como el suministro de agua.
“Ningún país puede prolongar eternamente un crecimiento a doble dígito”, explica a Efe el economista jefe del Banco Mundial (BM) en Pekín, John Litwack.
En su opinión, la desaceleración se debe a las “mismas razones” de la última década.
Litwack explica que en 2017 “hubo una fuerte recuperación del comercio mundial que sumó un punto porcentual entero al crecimiento del PIB”, algo que no se ha repetido este año, y destaca también el control del crecimiento del crédito.
China tiene “potencial para crecer a un ritmo relativamente alto, quizá por encima del 6%”, asegura, pero apunta que “si, como debería, se pone seria con el desapalancamiento, podría haber efectos temporales sobre el crecimiento”.
El profesor de la escuela de negocios Cheung Kong Li Wei afirma a Efe que el control crediticio es el principal motivo de la desaceleración, ya que muchas empresas crecieron montadas en una espiral de crédito procedente, en ocasiones, de la banca informal, sector que Pekín tiene en el punto de mira.
Sin datos oficiales, los analistas estiman que la deuda corporativa equivale al 160% del PIB.