_Cultura
El arte sigue siendo la mejor vía para convertir momentos dolorosos de los seres humanos en mensajes de amor y esperanza.
Es lo que procura lograr la artista Silvia Levenson con su exposición “Identidad Desaparecida”, inspirada en el movimiento “Abuelas de Plaza de Mayo”, una organización de derechos humanos argentina que tiene como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños secuestrados y desaparecidos por la última dictadura militar en esa nación sudamericana (1976-1983).
Alrededor de 500 niños fueron privados de su identidad al ser separados de sus padres y llevados a vivir con personas que creían sus progenitores, pero en realidad los integrantes de estas familias donde llegaron fueron autores, partícipes o encubridores de la desaparición y asesinato de sus padres biológicos.
Entre 1976 y 1984, cerca 30,000 personas fueron desaparecidas y asesinadas, incluidos miembros de la propia familia de Levenson, quien a la edad de 23 años huyó a Italia junto a su esposo.
Esos eventos que marcaron a la sociedad argentina influyeron en el trabajo artístico de Levenson y en la exposición que estará expuesta hasta abril del próximo año en el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana (MMRD), ubicado en la Ciudad Colonial.
El 30 de abril de 1977 un grupo de mujeres comenzaron a marchar cada jueves alrededor de la plaza Pirámide de Mayo, situada frente a la casa de gobierno. Inicialmente llevaron un pequeño clavo y luego decidieron cubrirse el cabello con un pañal de tela blanco.
El grupo recibió el nombre de Madres de Plaza de Mayo, un movimiento que derivó a finales de 1977 en las Abuelas de Plaza de Mayo, creado a final de ese año por doce madres-abuelas de desaparecidos, con edades entre 50 y 60 años.
Hasta agosto del presente año este movimiento civil ha logrado devolver su identidad a 128 personas que estaban ajenas a su verdadero origen.
Levenson apela a objetos infantiles elaborados con vidrio, pero sin mostrar a quienes los usan, para transmitir el drama que cambió la vida a miles de argentinos.
“Aunque los hijos de los desaparecidos ahora son adultos, en mi trabajo hablo de niños, de infantes, porque durante ese período fueron apropiados y ese es el momento que trato de curar”, dice Levenson para explicar qué la impulsó a realizar esta exposición.
Destaca que le fascina como en una sociedad que no valoriza a la gente mayor, sean justamente las abuelas quienes impulsaron el movimiento tendente a curar heridas mediante la recuperación de la identidad robada a los hijos de desparecidos y asesinados por la dictadura.
Sandalias, sillas y ropas infantiles elaboradas en vidrio representan el proceso de lucha innovador introducido por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y simbolizan como hacer visible lo que se oculta o no se puede ver.
Levenson nació en Buenos Aires, Argentina, en 1957. Ella comenzó a protestar en nombre de los pobres de Buenos Aires a los 14 años y cuando cumplió 19 años nació su hija Natalia, quien tiene la misma edad de jóvenes a quienes la dictadura les robó su identidad.