Las ansiedades que crea el olvido del teléfono celular
Utilizar el celular puede ser una acción cotidiana, pero actualmente hay un uso desmedido de este aparato que podría llegar a convertirse en una adicción como cualquier otra. En algunas personas, no tener a la mano el celular, provoca igual o peor ansiedad que el consumo de sustancias controladas.
(+) El móvil debe ser una herramienta que nos ayude y no un aparato que controle nuestra vida.
Utilizar el celular puede ser visto como una acción normal de la cotidianidad, pero en la actualidad hay un uso desmedido de este aparato que podría llegar a convertirse en una adicción como cualquier otra.
Hoy en día los jóvenes permanecen largas horas frente a la pantalla de su móvil, en donde hacen todo tipo de actividades, desde jugar, escuchar música, reproducir videos o acceder por largas horas a las redes sociales.
La psicóloga Yenerva Pineda señala que más que una dependencia o adicción a los aparatos electrónicos se denomina una enfermedad llamada nomofobia. Esta no es más que el miedo de no tener a la mano el teléfono celular, creando la misma igual o peor ansiedad que cualquier consumo de sustancias controladas.
La especialista explica que al igual que las drogas los efectos secundarios de la adicción o dependencia de cualquier aparato electrónico posee una separación en la convivencia adecuada entre un individuo u otro, ya que la persona con nomofobia prefiere mantener una relación vía telefónica que hacerlo de manera directa y social inclusive en el ambiente laboral y familiar.
El ser dependiente inicia por una respuesta rápida a la solución de un problema que en este caso la tecnología fue acogida por traer grandes soluciones a problemas de manera rápida en solo un clic, generando esto una dependencia y apego a los aparatos telefónicos los cuales van arropando el mercado con muchas facilidades para que sus usuarios, sin tener que movilizarse, obtengan respuestas en menos tiempo a sus necesidades.
Como todas las adicciones, el ser dependiente del teléfono celular tiene sus factores de riesgo y consecuencias que van desde lo personal, familiar, laboral y social, corriendo el riesgo de padecer de baja autoestima, depresión, tener conflictos familiares por la poca integración, perder las amistades ya que no le dan deseos de compartir en las actividades sociales, ni interactúan por la dependencia al celular y en muchos de los casos pasan por ser desahuciados en lo laboral por baja productividad.
Pineda manifiesta que a pesar de que las investigaciones sobre esta moderna enfermedad arrojan que el mayor por- centaje de personas que la padecen está entre los jóvenes y adolescentes por su vulnerabilidad, no es menos cierto que muchos adultos la padecen por el estilo de vida agitado en el que están sumergidos, sumado a esta enfermedad otras como son la ansiedad, dolores musculares, problemas de comunicación y del lenguaje entre otras.