“Sólo sé que nada sé”
A Sócrates se le atribuye la conocida frase “Sólo sé que nada sé”, aunque no existen fuentes que relaten las circunstancias en las que esto ocurrió, hay transcripciones de sus comentarios realizados por Platón, quien fuera su discípulo más aplicado. De hecho, el origen de la leyenda convertida en dicho popular, nos llega a través de los Diálogos de Platón.
Sócrates pasó gran parte de su vida generando discusiones, y tratando de determinar si las personas tenían idea de lo que hablaban. Era unas de las figuras más sabias de la época, pero nunca decía que sabía algo. Entendía que la sabiduría no se basa en hacer alarde del conocimiento de algo, sino en reconocer que somos ignorantes. Sobre la ignorancia puedo decir que todos los somos, nadie puede saberlo todo, es imposible. Reflexionando sobre la frase “Sólo sé que nada sé”, es evidente que el filósofo nos quiere demostrar que no existe una verdad absoluta, sino que eso que creemos que es, es muy posible que no lo sea, pero que nuestra propia ignorancia no nos permite ver con claridad.
Es mejor asumir una posición de no saber sobre un determinado tema o hecho, que estar hablando y argumentando sobre algo que no sabemos.
El hablar sin conocer o creer que lo sabemos todo se ha convertido en un deporte nacional. Les daré un ejemplo, que estoy segura que a todos nos ha pasado: Hace días comenté que me he sentido mal a razón de una gastritis, e inmediatamente no solo me llovieron los remedios, recomendaciones y, hasta las razones de por qué mi estómago se había resentido, con una absoluta certeza, que verdaderamente espantaba. Realmente nos cuesta quedarnos calladas o callados ante algo que desconocemos, es una conducta “muy dominicana”. Incluso, hay quienes, mientras se les explica o se le edifica sobre algo, va afirmando con la cabeza y con la boca dice, “yo lo sé”. ¡Amigo, amiga!: No sabe!! Si supiera no le estuviera explicando. Nos cuesta ser humildes en reconocer que estamos aprendiendo y que nos queda mucho por saber. Hay que admitir que no lo sabemos todo, peor aún, que tampoco lo vamos a saber. Como dijo un profesor en una clase de Teoría del Conocimiento: Si hiciéramos un libro de lo que sabemos escribiríamos uno o dos tomos, pero si hiciéramos libros de lo que no sabemos, la vida no nos alcanzaría a tanto. Reconocer que no sabemos, más que convertirnos en personas ignorantes, nos hace más sabios. Sócrates decía que la verdadera sabiduría está en reconocer que uno no sabe lo que no sabe.