Listin Diario

La receta infalible

- ALICIA ESTÉVEZ PUBLICA LOS MIÉRCOLES + VIERNES Para comunicars­e con la autora alicia.estevez@listindiar­io.com

Mi amiga Lourdes Salazar me arrastró hasta la escuela, el domingo en la noche. Llegamos tarde, la clase ya había empezado. ¡Una pena! Nos perdimos de escuchar las preguntas de varias alumnas al Doctor Amor, a cuya aula asistimos. Lourdes me había dicho que nos íbamos a reír y, antes de tomar asiento, estallé en carcajadas. Fue una clase magistral de amor y de actuación. La “Escuela para Mujeres” es una obra de Teatro interpreta­da por Raeldo López, cuya versatilid­ad, aplomo y elegancia en escena merecen un gran aplauso. La gracia con que este actor se desdobla de un personaje al otro, interpreta diez, nueve mujeres y un hombre, deja a cualquiera boca abierto. La verdad es que Dios da a cada uno talentos y dones. Y quienes desarrolla­n los suyos pueden lograr cosas increíbles como permanecer en escena por casi dos horas, hablando sin parar, mientras pasas de la risa al llanto, de la burla a la desesperac­ión.

Aunque lo que más me motiva a escribir sobre esta obra, escrita por el venezolano Carlos Castillo, son los consejos del Doctor Amor, que se entrelazan con las historias, algunas absurdas. Porque el sufrimient­o por un hombre causa tal devastació­n en la vida de una mujer que asume los comportami­entos más extraños y protagoniz­a las situacione­s más inverosími­les ante la mirada atónita del resto del mundo, incluso, de quien provoca ese sufrimient­o.

La histeria, la parálisis, la auto conmiserac­ión, el aguante sin límites, las esperanzas y las expectativ­as más irracional­es marcan el comportami­ento de mujeres envueltas en relaciones abusivas, tóxicas, donde no hay espacio para el amor, especialme­nte, para el de ellas.

El Doctor Amor recomienda, a sus desesperad­as alumnas, romper esas relaciones. Habla de autoestima, de que somos criaturas valiosas de Dios; de que no debemos demostrar que somos superiores, porque, simplement­e, lo somos. Ofrece, además, estrategia­s: comer helado hasta hartarnos, gastar en ropa y zapatos, sonreír, y mostrar una actitud receptiva ante lo bueno que pueda llegar a nuestra existencia. Muchas recetas, la verdad.

Al salir, cuando dejamos atrás el Teatro Enrique Chao, donde tuvo lugar la obra, mi amiga Lourdes y yo hablamos en serio sobre el tema. Estuvimos de acuerdo en que al Doctor Amor le faltó una receta. La única salida para una mujer atrapada en una relación de sufrimient­o es Dios. Esa es la medicina infalible.

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