El problema de los bueyes
La democracia dominicana no solo ara con los mismos bueyes, sino en un terreno arisco que no cambia, y siempre infértil.
Las oportunidades se pintan, pero no importa si con melenas o calvas, pues no es problema de cabellos.
Uno piensa que el experimento del PLD de primarias abiertas es una forma admirable de que la democracia fluya, ya no solo en un partido, sino también en una tendencia.
No solo las bases de la organización, sino el universo de votantes decidirán el candidato a la presidencia de la República, como también en cargos medios o menores.
La presidencia de la República es lo que importa, y la Constitución quiso sacar a Danilo Medina de juego, de manera que un escrutinio entre sus seguidores determinara su sustituto.
La reacción sin embargo fue adversa. Adentro y afuera fueron objeto de burlas por el pobre desempeño, sin entender la causa real.
La semilla no podía brotar, y menos crecer, si el dueño de la finca le tenía el pie encima. Ahora que cuenta con abono natural, sus posibilidades son mayores.
Si el mecanismo fuera exitoso y los danilistas escogieran por su jefe político, el precedente obligará a que se haga otro tanto en los demás. Sean partidos o tendencias.
Que los procesos sean abiertos y plurales, y si no fábrica de presidentes, por lo menos produzcan líderes alternativos que salven o eviten situaciones de conflicto.
En el mismo PLD, por ejemplo.
Que así como Medina por razones de circunstancia cedió el espacio, Fernández, cuando se le acabe la ambición, permita la postulación de uno de sus parciales.
La democracia se regocijaría en sí misma al ver como desaparecen los históricos en taponamientos, y los herederos dejarían de lado los borrones y abrirían cuentas nuevas.
La política dominicana tendría otra dinámica y se acabarían los sustos y las crisis, pues para renovar liderazgos o candidatos ni siquiera hay que mirar la Constitución.
Menos tocarla.
La experiencia de laboratorio de primarias abiertas y de selección múltiples dentro de los partidos sería una oportunidad única para superar vicios ancestrales.