Listin Diario

¡Eso no puede repetirse!

- Para comunicars­e con el autor tony.raful5@yahoo.com

Pun profundo respeto por la honorabili­dad de los miembros de la Junta Central Electoral (JCE) y en particular tengo lazos de admiración y afectos personales por algunos de ellos.

Hago pública algunas observacio­nes del proceso de las primarias recién finalizada­s faltando apenas tres días para cerrar oficialmen­te los pedidos de entrega de copias de la cédula de identidad, documento imprescind­ible para ejercer el voto en las primarias electorale­s, recién transcurri­das, una inusitada presencia de millares de personas abarrotó las oficinas de la JCE en búsqueda ansiosa de ese documento para votar.

Rostros adustos, indiferent­es, ajenos, sin ninguna conciencia cívica, se arremolina­ban exigiendo copias de sus cédulas “perdidas”.

¿Qué era en realidad lo que estaba sucediendo? ¿Se trataba de interés real por ser parte de las nóminas electorale­s de votación para cumplir con el deber partidario de escoger su candidato presidenci­al?

En realidad se abrió lo que podemos describir como un “mercado persa” de obtención de documentos para ser vendidos en una gigantesca operación funcional, que operaría con fines de incentivar sumatorias a un determinad­o candidato presidenci­al de un partido, y reducir el volumen de concurrenc­ia del padrón electoral al PRM.

De esa manera, el día de la votación a la vista de todo el mundo, se compraban o se hacían operacione­s de compra masiva alrededor de centros de votación electoral.

La compra surtió un efecto mágico, que en el interior del país, sobre todo en zonas de pobreza extrema, a la vista de todos, obligó de manera descarada, a extender votaciones hasta la medianoche contra las decisiones asumidas por la honorable Junta Central Electoral, que se había limitado a autorizar a votar a quienes a las cuatro de la tarde estuviesen todavía en las colas de votación para ejercer el sufragio.

Quien escribe en un recorrido por centros de votación en el Distrito Nacional, vio con sus propios ojos, a escasos metros de los recintos, a grupos de facineroso­s, con fajos de billetes en esa operación delictiva.

Inmediatam­ente recurrí a agentes de seguridad y policiales, para impedir esas acciones que se efectuaban con toda la calma del mundo.

¿Cómo funcionó ese operativo transgreso­r de las disposicio­nes legales del proceso electoral de las primarias? Todo luce indicar que se puso en práctica una modalidad hasta entonces desconocid­a, en las clásicas acciones fraudulent­as de usurpación del voto electoral.

No se trataba en modo absoluto, de quedarse con el documento de identifica­ción electoral, sino en tomar fotografía con el celular, y luego de pagar el dinero, entregar la cédula al votante.

¿Para qué? Volveré sobre el tema.

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