Una forma de vida peligra en el Mekong
EN EL RÍO MEKONG — Cuando los chinos llegaron a la aldea de Lat Thahae, ubicada en una curva fangosa de un afluente del río Mekong, garabatearon un carácter chino en las paredes de las casas, escuelas y templos budistas.
Nadie en esta aislada aldea en el norte de Laos sabía leer lo que decía. Pero el carácter significa “demoler”: el destino de cientos de comunidades, a lo largo del gran río de Asia, se redujo a una sola palabra extranjera.
See, una residente de Lat Thahae que utiliza un solo nombre, indicó que no estaba satisfecha con la oferta de Sinohydro Corporation, la mayor constructora china de represas en el extranjero, para edificarle una choza de bambú a kilómetros de distancia.
“Tengo que mudarme porque me dijeron que me mudara”, dijo. “Nuestra vida en el río se acabó”.
El río Mekong y sus afluentes están siendo transformados por el poder del desarrollo de potencias extranjeras como China. Once represas están propuestas para la parte baja del Mekong, junto con, al menos, 300 adicionales en afluentes navegables.
Para los gobiernos de la región, se supone que las represas traerán salvación económica. Las autoridades y compañías chinas esperan que la construcción de nuevas represas y la infraestructura acompañante compense la disminución del crecimiento en su país y proporcione a los países un modelo para salir de la pobreza.
A medida que los planes para hacer las represas en el bajo Mekong cobraban fuerza a principios de la década de 2000, la comisión del río Mekong pronosticó que sus cuatro integrantes —Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam— cosecharían 30.000 millones de dólares en beneficios. Pero años después, una reevaluación de la misma comisión produjo un pronóstico muy diferente: las economías del bajo Mekong perderán 7.000 millones de dólares, si se continúa con los proyectos de energía hidráulica planificados.
Un estudio de la comisión reveló que si todas las represas previstas para el Mekong siguieran adelante, el 97 por ciento del sedimento, que alguna vez fluía a la desembocadura del río, podría quedar bloqueado para 2040, privando a la tierra de los nutrientes necesarios para la agricultura.
La construcción de represas en el Mekong llega cuando los megaproyectos de infraestructura están disminuyendo a nivel mundial. Los científicos en Occidente ahora consideran que la energía solar y la eólica son fuentes más sustentables.
Los científicos también se muestran dudosos de que la región pueda consumir toda la energía que Laos espera generar. El país nunca necesitará toda esa energía, y la vecina Tailandia ya tiene un exceso energético.
Una sola represa en el Mekong propuesta para Camboya, Sambor, podría producir más electricidad que toda la que Camboya consume actualmente.
Pero una represa en Sambor podría “literalmente acabar con el río Mekong y devastar la economía de Camboya”, según un informe encargado por el gobierno camboyano y realizado por Natural Heritage Institute, un organismo de control estadounidense.
El 60 por ciento del sedimento necesario para nutrir los arrozales de Vietnam, en el Delta del Mekong, podría ser bloqueado por la represa Sambor, advirtió el informe, y “crearía una barrera completa para los peces migratorios”.
La represa más grande en Camboya a la fecha es la Sesan Baja 2 de 800 millones de dólares, en un afluente del Mekong. Sus turbinas de construcción china empezaron a funcionar en diciembre del año pasado, inundando cinco aldeas, mientras se llenaba el embalse.
Los aldeanos del pueblo inundado de Srekor han sido reubicados, pero sus nuevos hogares están lejos del río que fue su sustento. Hay una escuela secundaria sin maestros y una clínica sin doctores. La electricidad es costosa, lo que molesta a los habitantes en vista de que fueron desalojados para un proyecto de electricidad. No hay agua potable disponible.
A medida que China avanza, los vecinos quedan bajo el agua.