Listin Diario

El whiskey escocés, en una guerra comercial

- Por AMIE TSANG

ISLAY, Escocia — El divorcio del Reino Unido de la Unión Europea ha convertido las jornadas laborales del destilador Anthony Wills en una proeza logística.

Durante meses, se comunicó con importador­es para asegurar que su whiskey puro de malta, destilado de cebada cosechada en su granja en la isla de Islay, pudiera ser enviado a tiempo para las fiestas decembrina­s, al continente y a EU.

Luego, con el Brexit ya poniendo tensas las relaciones del Reino Unido con socios comerciale­s, el gobierno del presidente Donald J. Trump impuso aranceles del 25 por ciento a una gama de productos como vino francés, queso italiano y, por desgracia para Wills, el whiskey puro de malta.

“Es un golpe”, afirmó Wills, propietari­o de la destilería Kilchoman, en la zona rural del oeste de Escocia. “No importa cómo intentes mitigar el problema, sigue siendo un gran golpe ”.

El whiskey apuntala la economía de Islay y de gran parte de Escocia. Las exportacio­nes anuales del whiskey escocés cuestan unos 5.900 millones de dólares y representa­n el 70 por ciento de las exportacio­nes de alimentos y bebidas de Escocia y el 21 por ciento de las delReino Unido.

A medida que ha crecido el entusiasmo por el whiskey puro de malta, se ha disparado el turismo del whiskey. Kilchoman y ocho destilería­s rivales de whiskey escocés han prosperado en Islay en la última década. Los turistas de EU, Europa y Japón llegan para maravillar­se de la belleza de la costa de Islay y disfrutar de los costosos licores locales. Cerca de 2 millones de visitantes arribaron este año, el doble que hace una década, informó la Asociación del Whiskey Escocés.

El whiskey puro de malta de Wills se ha convertido en una exportació­n popular, pero le preocupa el costo de absorber los aranceles del 25 por ciento. Exporta el 80 por ciento de todo lo que produce y vende unas 40.000 botellas al año en EU. Las ventas en ese país han ayudado a impulsar el crecimient­o durante los últimos nueve años.

El Brexit ha sido una especie de dolor autoinflig­ido en el Reino Unido, comentó. Los aranceles simplement­e eran una carga más.

Karen Betts, directora ejecutiva de la Asociación del Whiskey Escocés, indicó que era probable que los aranceles, que solo se aplican a los whiskeys puros de malta, golpeen más duro a los productore­s más pequeños. Los destilador­es como Wills no pueden atraer a sus clientes estadounid­enses a whiskeys alternativ­os mezclados, porque no los producen, y el whiskey puro de una sola malta ha sido promociona­do como distintivo y enfocado en su origen.

Liam Hughes, director general de una destilería pequeña en Glasgow, comentó que su compañía acababa de cerrar un acuerdo para vender whiskey a EU, cuando se anunciaron los aranceles el 2 de octubre.

Su destilería gastó más de 100.000 euros y se preparó durante 18 meses para empezar a exportar a EU. La compañía instaló dos alambiques nuevos para duplicar la producción a 1.2 millones de botellas al año. Contrató a seis personas adicionale­s.

Comparó a la economía en Escocia con un pequeño barco en un mar tormentoso, “sacudida a diestra y siniestra”. “Obviamente nos pone mucho muy nerviosos vernos atrapados en una disputa comercial, que no tiene nada que ver con nosotros”, expresó Hughes.

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FOTOGRAFÍA­S POR SUZIE HOWELL PARA THE NEW YORK TIMES
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