Para que las Fátima vivan
A Fátima Guzmán. In memoriam, por el derecho a vivir que un hombre le negó.
Cuando informaciones erróneas de ignorantes o malintencionados, llevaron a un respetable poder factico dominicano a oponerse y finalmente obtener la derogación de la Ordenanza sobre política de género en educación, un triste augurio de miedo y angustia me invadió.
Comomujer,comomaestra, y como extitular de la Cartera de Educación, había comprendido y compartido el buen propósito que anunciaba la Ordenanza. Traté de explicarlo En Plural, en muchos tuits, y en algunas charlas al respecto.
Simplemente, consistía en un intento, incluso tardío de cumplir con la Constitución, la ley de Educación, y los intentos, también fallidas, de otras instituciones, para que la educación formal coadyuve a formar hombres y mujeres como lo que son, ciudadanos y ciudadanas con iguales oportunidades, y respeto reciproco en sus relaciones como prójimos.
Ahora, meses después, sumando victimas casi a diario asesinadas por sus parejas varones, confirmo cuan necesario es esa política de género, que se combatió sin escuchar explicaciones ni justificaciones, y que a pesar de que el obispo Masalles, presentó una propuesta alternativa, que pudo haberse asumido como ensayo.
La evidencia del error cometido al no enfrentar desde las aulas la violencia y los asesinatos contra las mujeres, un dolor, una vergüenza que se clavan en nuestras conciencias como los puñales en los pechos de las víctimas que como Fátima Guzmán, son nombres que al comenzar de esta semana entran en la temible y acusadora lista de los feminicidios en República Dominicana.
Un nombre, Fátima Guzmán, me golpea con más fuerza que otros. Militante del PLD en La Guáyiga, Pedro Brand, aspirante a Alcaldesa, llegó al Instituto Peña Gómez, donde laboro, y se inscribió en el Diplomado en Gestión Municipal que ofrecemos; quería capacitarse para el cargo al que aspiró. “Quiero saber cuáles serán mis competencias como alcaldesa, quiero aplicar el presupuesto participativo, quiero corresponder a los que por mi votaron con los mejores servicios”.
Así me dijo, entusiasmada, responsable, decidida. No pudo hacerlo. Ni siquiera completó el Diplomado. El marido-energúmeno se lo prohibió, no volvimos a verla en el Instituto. Luego, después de haberle matado sus sueños, la asesinó.
La quería para sí, escondida en su casa, para usarla como a una “chancleta” que se deteriora, se tira a un lado, finalmente se bota o se quema.
¿Culpables? ¡Todos! yo misma me siento responsable, luchar contra la violencia de género es una tarea que nos exige a todas las mujeres tiempo completo, hasta que la vida y la dignidad, y el trabajo y el estudio y la equidad sean aseguradas como patrimonio indiscutible de todas nosotras.
En nombre de Fátima Guzmán, que quiso estudiar y participar en política porque sabía que Dios la creó para un ser un ser humano, y no un animalito que llega se mascota, y también para evitar que otras muchas Fátima sigan siendo asesinadas, pido que se revise la decisión de no enseñar igualdad de género entre hombres y mujeres en las escuelas. ¡Por favor, solo con la educación, puede iniciarse con éxito controlar, ya luego erradicar los feminicidios!