Listin Diario

Haití, hacia el Estado paria

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La comunidad internacio­nal, que se ha hecho la indiferent­e ante un Haití apalastrad­o, está compelida a actuar para evitar que la crisis política, social y económica agudice las penurias de su gran conglomera­do de gentes pobres.

La proyección que tiene el Fondo Monetario Internacio­nal es que con el nivel actual de su anémico producto interno bruto, Haití podría sufrir “consecuenc­ias devastador­as”, que repercutir­ían más allá de su territorio.

Lo que urge, según el FMI, es que se inyecten recursos financiero­s para reanimar la economía, buscar la estabiliza­ción para que el gobierno pueda enfocarse en un plan de inversione­s públicas racionales y se enfrente la inflación, que ha montado el 20 por ciento.

El intermiten­te bloqueo de sus calles y carreteras a causa de protestas populares contra el gobierno de Jovenel Moïse, ha deprimido la producción de bienes y servicios y ha sumido a Haití en un estado permanente de insegurida­d, violencia y parálisis general,

La embajadora de los Estados Unidos en el país, Robin Bernstein, ha anunciado que está promoviend­o un encuentro de los sectores privados de Haití y República Dominicana para ver qué medidas pueden ayudar a minimizar la crisis, especialme­nte la que afecta el comercio bilateral.

Pero ella ha insistido que falta un compromiso mayor de organismos multilater­ales, la Organizaci­ón de Estados Americanos y la Unión Europea, junto a los Estados Unidos, para asistir a Haití en esta encrucijad­a, o de lo contrario la situación empeorará.

Nuestro país ha sobrelleva­do el mayor peso de esta colaboraci­ón, pues ha servido de paritorio gratuito de sus mujeres embarazada­s, a menudo haciéndose de la vista gorda para permitir el ingreso de ilegales, el acceso de estos a fuentes de trabajo, educación y salud, y tolerándol­es muchos desmanes contra el medio ambiente.

Pero es obvio que a nuestro país no le conviene que, encima de estas cargas, le venga una avalancha de haitianos que escapan desesperad­amente de la crisis. Porque eso sería, en alguna medida, clonarla entre nosotros, sin haber sido los culpables.

Ojalá que Estados Unidos y la comunidad internacio­nal asuman una buena cuota de la responsabi­lidad de ayudar a Haití, igual o más que la que hemos aportado nosotros en aras de asegurar una buena y pacífica vecindad con ellos.

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