PISA con COP25
Primer Tiro
uienes están sorprendidos por los resultados de la prueba PISA quizás se alarmen si se pone en evidencia que gran parte de la excesiva asignación del 4% del PIB al gasto público en educación preuniversitaria se ha vertido en la copa sin fondo que representa la alta ineficiencia de dicho gasto. Pero más aún, la situación creada debería terminar de convencer a toda la sociedad, y especialmente a quienes patrocinaron y apoyaron la abrupta y no planificada asignación, que el aumento de la eficiencia y eficacia del gasto público debe ser una de las primeras prioridades de la política pública en general, y de la fiscal en particular. La divulgación de los resultados de la prueba PISA coincidieron con la celebración de la cumbre sobre el cambio climático de las Naciones
Unidas (COP25), en la que el Presidente dominicano planteó como prioridad del gasto público el “mejorar la resiliencia de las infraestructuras y establecer sistemas de alerta temprana, proteger a los más vulnerables y usar redes de protección social para la adaptación al cambio climático”.
Segundo Tiro
Los resultados de la prueba PISA mejorarán cuando aumente la eficiencia del gasto público general, y cuando el gasto en educación esté alineado a las metas de los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Pero mejorar los indicadores de eficiencia interna (disminución de las tasas de deserción, repitencia y sobreedad) del sistema educativo, debería ser una de las metas de más alta prioridad, pues es de las que producen los mayores beneficios por cada unidad de gasto o inversión pública en educación. Pero los alumnos que no repiten el mismo grado, que están en el grado esperado para su edad, y que no desertan, son también los alumnos que muestran alto rendimiento en la comprensión de textos, y en la solución de problemas de matemáticas y ciencias, y como estas son las mediciones que realiza PISA, el aumento de la eficiencia del sistema educativo aumentará también las puntuaciones de las pruebas futuras.
Tercer Tiro
Aumentar la inversión en adaptación y en incrementar el impacto de la educación en la mitigación y adaptación al cambio climático (con Educación para el Desarrollo Sostenible, EDS), debería ser otra meta con el mismo rango de prioridad, pues la construcción de resiliencia y de capacidades de adaptación producen grandes reducciones del Costo del Daño Climático. Para alcanzar las prioridades definidas por el Presidente en la COP25 es necesario diseñar y ejecutar un Plan de Inversión Pública en Adaptación, compuesto por proyectos de reducción del Costo del Daño Climático, ordenada según su relación beneficio-costo. Un plan óptimo de inversión incluye todos los proyectos con un valor de dicha relación igual o mayor que la unidad. La otra gran prioridad es la introducción de la EDS al proceso de aprendizaje dentro y fuera de las aulas. Si la inversión en EDS crea en los alumnos las capacidades y los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible (meta 4.7), y la capacidad necesaria para la mitigación del cambio climático, la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la alerta temprana (meta 13.3), entonces una programación del gasto pública orientada a producir esas capacidades combinaría los buenos resultados en PISA con las metas definidas como prioridades en COP25.