Dos Minutos Aprenda a eliminar el ‘pero’
Hay una parte del padrenuestro que no me gusta. Es esa que dice: “Pero… Hágase Señor tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”. Tengo una protesta contra esta parte, no por lo que dice, sino por el sentido que le damos al decirlo.
-“Quisiera conseguir un buen trabajo, pero... yo digo: hágase, Señor, tu voluntad”.
-Es decir, que, según él, la voluntad de Dios era que él no consiguiera trabajo, y se resigna.
Muchas personas que cuando dicen “hágase tu voluntad” parece que toman una postura de resignación, como si entendieran que la voluntad de Dios sobre ellos fuera a ser desagradable. Y esto es un disparate y una tremenda injusticia contra
Dios. ¿Qué clase de padre sería este que desea para sus hijos sufrimientos y fracasos? En el evangelio para este domingo aparece el Señor cumpliendo la voluntad del Padre.
Se fue a bautizar con Juan el Bautista, como cualquier otro hombre. Juan no quería. Y Él le dijo: “Déjame hacerlo. Así es como vamos a cumplir con la voluntad de Dios”. (Mateo 3,15). Y cuando lo hicieron, se oyó de repente la voz de Dios que decía: “Este es mi hijo, el Amado. Este es mi elegido”. (Mateo 3,17).
De modo que el Señor cumplió con la voluntad de Dios, y le fue bien, como a todo el que lo hace. A veces uno se dará cuenta en seguida. Otras veces más tarde. Pero a todo el que acepta y cumple la voluntad de Dios, le va bien.
Que se haga su voluntad en mi vida es lo mejor que a mí me puede pasar, porque el plan que Él tiene para mí es mucho mejor que el que pueda yo tener, ya que Él es más sabio que yo, y además, está más interesado en mi felicidad que yo mismo.