La derecha prevé una catástrofe sin Trump
GOLDEN VALLEY, Arizona — Great American Pizza & Subs, a unos 160 kilómetros al sureste de Las Vegas, estaba más lleno y más “pro-Trump” que de costumbre. En un día cualquiera sirve “Sándwiches M.A.G.A.” y “Lasaña Liberty Bell”. El comedor está repleto de insignias que alaban al presidente Donald J. Trump.
Pero esa mañana de octubre era el Trumpstock, un pequeño festival que rinde homenaje al mandatario. Entre los ponentes estaba el congresista republicano Paul Gosar y personalidades conservadoras menos conocidas. Había un rapero, cuyas letras incluían insultos racistas a Barack Obama, y un activista de Carolina del Norte, que una vez dijo sobre los musulmanes, “los mataré a todos antes de que me alcancen”.
Todos eran bienvenidos, excepto los liberales.
“Nos catalogan como nacionalistas blancos o supremacistas blancos”, comentó Guy Taiho Decker, que condujo desde California para asistir al evento. “No existen los supremacistas blancos, así como no existen los unicornios. Somos patriotas”.
Si hay un grupo que sigue siendo particularmente fiel a Trump, es el pequeño, pero apasionado número de votantes blancos de extrema derecha, que están en comunidades rurales como Golden Valley, quienes lo elogian como un defensor cultural, que está recuperando al país de los forasteros indignos.
Estos votantes no toleran pasivamente el mensaje de Trump de “construir un muro” o su prohibición a los viajes desde países predominantemente musulmanes, son los que los motivan. Se ven reflejados en su política de identidad basada en el miedo, reforzada por conspiraciones sobre caravanas de inmigrantes y “golpes” democráticos.
El festival solo atrajo a unas 100 personas. Pero eventos como éste se han convertido en parte del panorama político en la era Trump.
Las personas en la multitud describieron a un Estados Unidos blanco amenazado, a medida que las minorías raciales ganan poder político. Describieron a Trump como una figura inspiradora que está deshaciendo la amenaza percibida de los inmigrantes musulmanes y latinos.
“No tengo ningún problema con los musulmanes”, afirmó Angus Smith, residente de Arizona, “pero, ¿podrían quitarse el trapo de la cabeza por respeto a nuestro país?”.
Y los demócratas fueron presentados, no solo como opositores políticos, sino como símbolos de la catástrofe para la base de votantes, predominantemente blancos de Trump y delpaís.
La organizadora del Trumpstock, Laurie Bezick, reclutó ponentes de todo el país, a través de las redes sociales.
Los candidatos al congreso que pregonan una agenda de “Estados Unidos primero” llegaron de lugares como Iowa y Maryland. Los líderes de grupos políticos incipientes con nombres como JEXIT: Jews Exit The Democratic Party, Latinos for Trump y Deplorable Pride, una organización LGBT de derecha, le indicaron a la audiencia que no eran antisemitas, antiinmigrantes, homofóbicos ni racistas.
Los asistentes al Trumpstock afirman que están acostumbrados a las críticas, otra cualidad que sienten que comparten con el presidente. Es parte de la razón por la que lo protegen, al punto que se niegan a reconocer la posibilidad de que Trump pierda en 2020.
Mark Villalta comentó que ha estado almacenando armas de fuego, en caso de que la reelección de Trump no sea exitosa.
“Sucedería nada menos que una guerra civil”, manifestó Villalta, con su mano derecha buscando un arma de fuego enfundada. “No creo en la violencia, pero haré lo que tenga que hacer”.
Un festival donde los inmigrantes no son bienvenidos.