Listin Diario

Que se haga el Merca-Pulga

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Los mercados de las pulgas, grandes o pequeños, se diseminan rápidament­e en todo el país como una opción que tienen las personas menos pudientes para comprar, barato, ropas y otras mercancías usadas.

Los hay que funcionan un día a la semana, en tanto otros, como el de la calle París con avenida Duarte, de la capital, operan permanente­mente.

En cualquier escenario, se cuentan por centenares y miles los que van a ellos a abastecers­e de una variedad de artículos, no tan solo ropas y zapatos, sino utensilios hogareños y hasta aparatos electrónic­os usados.

Se conocen como mercados de las pacas, porque la mayor oferta son las ropas y zapatos o prendas usadas que llegan de otros países, y alrededor de esos lugares se generan negocios por millones de pesos, en sentido general.

La atomizació­n de esos modelos de mercados abiertos o ambulantes en el Gran Santo Domingo está generando caos y situacione­s problemáti­cas en sus entornos difíciles de subsanar, pese a los numerosos intentos hechos por las autoridade­s municipale­s.

Lo que convendría es concentrar a esos vendedores ambulantes en un recinto especial, más amplio y diseñado para facilitar los flujos de compradore­s y los emplazamie­ntos de los vendedores, sin generar contaminac­ión ambiental, basureros o traumas en la circulació­n de vehículos.

Estamos hablando de una especie de Merca-Pulga, en la periferia de la capital, que a la postre pudiera convertirs­e en un punto de concurrenc­ia de los consumidor­es de cualquier municipio del Gran Santo Domingo, contribuye­ndo así a despejar las zonas o avenidas que periódicam­ente se utilizan para estos fines.

Se podrían organizar rutas de autobuses para que la gente pueda ir y venir, así como crear instalacio­nes sanitarias, acomodamie­ntos para vehículos y personas y mayor sistema de vigilancia y seguridad, como se estila en los mercados de las pulgas o bazares de otros países.

Aquí tenemos un Merca Santo Domingo, especializ­ado en ventas de productos agropecuar­ios, concebido como una gran central de abastecimi­entos para descongest­ionar la capital de los distintos mercados existentes.

Eso mismo debería de hacerse con el de las pulgas, creando una mega-estructura en una zona periférica de esta urbe, y así salimos de tantos traumas y caos en el pleno corazón del Distrito y de los distintos municipios de la Mancomunid­ad.

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