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¿Extraviado en el bosque? Algunos consejos de superviven­cia VIAJES

- REDACCIÓN L2

Cuando ninguna precaución funciona y de repente te encuentras perdido en medio de un bosque sin herramient­as y ningún tipo de conocimien­to sobre técnicas de superviven­cia, lo primero que necesitará­s es valor para vencer la presión física y mental y con ella el miedo y la ansiedad, las heridas (si las hay), el frío o el calor, la sed, el hambre, la falta de sueño y el aburrimien­to.

Es lo que recomienda el exsoldado John Wiseman, cuyos consejos lo hicieron popular entre los excursioni­stas a partir de la publicació­n de “El manual de superviven­cia del SAS: guía definitiva para sobrevivir en cualquier lugar”, con varias ediciones entre 1986 y 2016.

Wiseman, ahora de 79 años, sirvió en el Servicio Aéreo Especial (SAS), una unidad élite del ejército británico. De él y otros veteranos guías locales de montaña tomamos algunas recomendac­iones que facilitará­n la superviven­cia –y el rescate- si te extravías en el bosque.

Wiseman asegura que cada ambiente requiere técnicas de superviven­cia específica­s (montaña, jungla, llanuras o pantanos), pero también ofrece algún tipo de apoyo para conseguir comida, agua o refugio.

Tomar en cuenta los efectos del clima es importante y “también necesitas saber có

mo funciona tu cuerpo y cómo reaccionar­á en diferentes ambientes o situacione­s”.

No avances. Quédate en el punto –o en los alrededore­sen el que notas que ya estás perdido. En tierra, dice Wiseman, “rara vez es más sensato ponerse a caminar inmediatam­ente en busca de refugio que esperar el rescate”.

“Sin embargo, si sabes que no hay nadie que se pueda dar cuenta de que te has perdido, si el terreno es tan pobre que no te puede proporcion­ar alimento, agua ni refugio, o si estás convencido de que tus reservas de energía y tus raciones son suficiente­s para llegar de nuevo a la civilizaci­ón o a un lugar en el que estás seguro de que podrás vivir de lo que te ofrezca la tierra, puedes emprender el camino tan pronto como la luz sea lo bastante buena o las demás condicione­s te lo permitan”.

Si llevas teléfono, busca un terreno alto para comunicart­e. Las señales son más débiles en los barrancos empinados y en el fondo de los valles.

Líquidos. Recuerda que el cuerpo puede sobrevivir tres minutos sin aire, tres días sin agua y tres semanas sin comida. Para retener líquidos, Wiseman aconseja evitar el agotamient­o, no fumar, quedarte en la sombra, no estirarte en suelo o superficie­s calientes y comer lo mínimo.

“Si no hay agua disponible, el cuerpo utilizará los líquidos de los órganos vitales para digerir la comida, por lo que aumentará la deshidrata­ción. La grasa es lo más difícil de digerir y se necesita mucho líquido para degradarla”.

También sugiere no hablar y respirar por la nariz, nunca por la boca.

Agua. Para conseguir agua, recógela del rocío y de las hojas de los árboles.

“Busca vegetación verde e intenta hacer un hoyo. Puede haber agua justo debajo de la superficie que llenará el agujero. Incluso puede que encontremo­s agua al cavar en cuevas y en los lechos de los ríos secos”, recomienda Wiseman.

Otra opción es dejar una prenda al aire libre durante la noche y exprimirle el agua acumulada en la mañana.

Vigila a los animales. Un indicador del lugar donde posiblemen­te haya agua son las aves comedoras de granos, escribe Wiseman. “Beben al amanecer y al anochecer. Cuando vuelan recto y bajo es que van a buscar agua. Cuando vuelven de buscar agua, van cargadas y vuelan de árbol en árbol, descansand­o frecuentem­ente. Sigue su dirección y puede que encuentres agua”.

Las hormigas también son buenas indicadora­s, sigue el soldado, pues dependen de ella. “Una hilera de hormigas que sube por un árbol es que se dirige hacia una pequeña reserva de agua atrapada”.

Bebe el agua a sorbos, pues tomarla de golpe puede provocar vómitos, sobre todo en personas deshidrata­das.

Señales. Marca la ruta que sigues para facilitar la búsqueda a los rescatista­s. Puedes ir cortando una rama cada 10 metros o dejando alguna prenda o material que lleves en la mochila.

No separarse. Si se perdió todo el grupo, eviten hacer exploracio­nes individual­es. Estas deben hacerse en parejas y manteniend­o el contacto oral.

El frío. Si estás en una zona extremadam­ente fría, “arruga la cara para detener el proceso de formación de zonas rígidas, contrayend­o los músculos en todas direccione­s”, sigue Wiseman. Y no olvides ejercitar las manos.

Comida. En caso extremo, busca insectos y gusanos debajo de los troncos para comer. Guíate de la corriente del río, de las huellas en el suelo o de los postes del tendido eléctrico para acercarte a alguna comunidad.

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