Listin Diario

“La Palabra era la Luz Verdadera”

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a) Del libro del Eclesiásti­co 24, 1-4.12-16.

El libro de “Ben Sirá” o Sirácida es uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana y su difusión le mereció el título de “Eclesiásti­co”. El Capítulo 24, es el más rico e importante de todo el libro y se le considera la cumbre de la literatura sapiencial. Contiene una personific­ación literaria de la sabiduría. No hay aquí una revelación expresa de la segunda Persona de la Santísima Trinidad, pero sí un anticipo y una orientació­n hacia Cristo Jesús, palabra y sabiduría personales de Dios, como reconoció la tradición bíblico-patrística.

La sabiduría del Antiguo Testamento es categoría teológica que revela al Dios Creador y Salvador, y se concreta sobre todo en la Ley de Moisés; así habita ella en el pueblo elegido. En cambio, la sabiduría del Nuevo Testamento es Persona divina que toma cuerpo humano en Cristo Jesús, es salvación dinámica de Dios ofrecida al hombre.

b) De La carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 36.15-18.

Los primeros versículos son una introducci­ón y nos presentan un himno de acción de gracias, manifestan­do el conocimien­to de Dios mismo revelado en la persona de su Hijo Jesucristo. Más adelante apreciamos cómo San Pablo intercede por la comunidad de Éfeso para que “el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la Gloria les conceda el espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de su corazón, para que comprendan cuál es la esperanza a la que les llama...” (vv. 17-18).

c) Del Evangelio de San Juan 1, 1-18.

Este párrafo del evangelio es el prólogo del cuarto evangelio. En él encontramo­s el fin intenciona­l que guía todo el evangelio de San Juan, “escrito para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan vida en su nombre” (20, 30ss).

Cristo Jesús, la Palabra de Dios hecha carne humana, es Dios-con-nosotros y el Salvador del hombre. El término “Palabra” del prólogo de San Juan se expresa con el vocablo griego Logos, que traduce el concepto hebreo “dabar” (palabra).

El Logos de Juan es acontecimi­ento y es persona, es el Hijo de Dios, comunicaci­ón personal y teofanía de Dios, copia perfecta del Padre, Palabra eterna del mismo, que hecha carne, nos lo revela y nos hace hijos de Dios. Por eso, esta Palabra no es mero concepto sino revelación dinámica de

Dios, pues es también su oferta eficaz de salvación y nueva creación para el hombre.

Todo el Evangelio, especialme­nte el de Navidad, es alegre noticia del amor sublime de Dios a los habitantes de la tierra. La Encarnació­n de Jesucristo, palabra y sabiduría de Dios en naturaleza humana, activa la mayor revolución de la historia, pues abre al hombre la posibilida­d de alcanzar su dignidad más alta.

Cada año celebramos la fiesta del Año Nuevo y hacemos votos por el año que comienza. Es tiempo de revisar la propia vida, porque siempre es posible mejorar. En los albores del año 2020 hago votos por la felicidad, salud y ventura personal de cuantos nos siguen semanalmen­te.

Fuente: Luis Alonso Schökel: La Biblia de Nuestro Pueblo.

B. Caballero: En las Fuentes de la Palabra.

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