Ya no entusiasma trabajar para los gigantes de la tecnología
El año pasado fue testigo de cómo la reacción negativa contra los gigantes de la tecnología del mundo cobraba impulso. En EU y Europa, legisladores y reguladores han iniciado investigaciones antimonopolio a Google, Facebook, Amazon y Apple.
Y quienes trabajan en la tecnología tampoco estaban muy felices.
Pui-Wing Tam, editor de tecnología en The New York Times, lo llamó “una especie de reacción negativa desde el interior, por así decirlo. Los empleados de tecnología hicieron pasar un mal rato a sus jefes, debido a temas como el cambio climático y la sindicalización”.
Sin embargo, el “revés contra la tecnología” tuvo sus límites. La mayoría de la gente no dejó de hacer búsquedas en Google, publicar en Instagram, realizar compras en Amazon u obsesionarse con las pantallas de su teléfono celular. Y estas compañías siguieron siendo extremadamente rentables.
Hay otra tendencia que es preocupante para los gigantes de la tecnología. Algunos de los mejores egresados universitarios están ahora reconsiderando trabajar ahí.
Cuando un reclutador de Google fue a la Universidad de Pensilvania
en 2006 y reclutó a Claire Stapleton, ella sintió que había “ganado ‘American Idol’”. La sede de la compañía en California parecía “como la tierra prometida”, dijo a The Times, con sus 15 cafeterías, canchas de voleibol de playa, clases de Zumba, peluquerías y lavandería en el lugar.
“Había este resplandor en el ambiente por ser parte de una compañía que cambiaba al mundo”, expresó Stapleton, ahora de 34 años, quien aceptó un trabajo en comunicaciones corporativas. “Estaba totalmente cautivada al respecto”.
Pero eso no duró. Tras 12 años exitosos, dijo, ayudó a encabezar una protesta de empleados, por la forma en que la compañía manejó un caso de conducta sexual indebida. Meses después, contó, fue presionada a renunciar. Google dice que no hubo represalia.
Hoy en día, muchos de los mejores egresados en los mejores empleos en tecnología no creen que merezcan la pena los dilemas éticos.
Google, Palantir y Facebook eran lugares codiciados, cuando Belce Dogru cursaba el primer año en la Universidad de Stanford. “Era algo así como: ‘guao, trabajas en Facebook. Debes ser muy inteligente’”, contó a The Times.
Ahora, a los 23 años, tiene un título en ciencias de la computación y está en proceso de finalizar su maestría, y su actitud es muy diferente.
“Si un compañero de clase me dice que se unirá a Palantir o Facebook,
hay un intervalo incómodo, en el que siente que tiene que justificarse”, indicó.
El trabajo de Palantir para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EU, que separó a familias en la frontera, ha provocado protestas estudiantiles.
Muchos también ven con malos ojos a Facebook, donde se ha propagado la desinformación y se influyó en las elecciones.
“El trabajo que haces en un lugar como Facebook podría ser perjudicial a una escala mucho mayor, que en un banco de inversión”, señaló Dogru. “Está en los bolsillos de millones de personas y es una fuente de noticias para millones de personas. Es trabajar a una escala muy atemorizante”.
Aunque Facebook pasó los últimos tres años disculpándose por sus fallas durante la elección de 2016 en EU, hace poco anunció que los políticos seguirían estando exentos de su programa para verificar información, lo que les permite publicar falsedades. La reacción fue rápida. “Fue un error”, afirmó Alex Stamos, ex director de seguridad de Facebook, que dejó la compañía, tras las elecciones de 2016. “Está claro que le tienen miedo a un contragolpe político”.
Los egresados sienten la necesidad de justificar sus empleos.