Antártida se presenta con nuevos diseños
Representantes de la comunidad científica y del gobierno de Brasil irán este mes a la Antártida a inaugurar su nueva estación de investigación Comandante Ferraz, que reemplaza las instalaciones, que se perdieron en un incendio de 2012. Los dos edificios, diseñados por Estudio 41, un despacho brasileño de arquitectura, albergan laboratorios, asistencia operativa y alojamientos, y podrían confundirse con un museo de arte o un hotel boutique.
Durante el siglo XX, la arquitectura en la Antártida se enfocó, en gran medida, en resguardar del clima y mantener vivos a los ocupantes. Pero la construcción allí ahora está atrayendo a arquitectos diseñadores, que quieren trasladar la estética —así como eficiencia operativa, durabilidad y aprovechamiento de la energía— a la zona más fría del planeta, donde las temperaturas descienden por debajo de los 51 grados centígrados bajo cero y los vientos pueden alcanzar 160 kilómetros por hora.
En 1956, la organización británica Royal Society fundó la Base de Investigación Halley, pero sus instalaciones quedaron sepultadas bajo la nieve en 1961 y cerraron en 1968. Su reemplazo, Halley II, fue reforzada con soportes de acero, pero su vida útil fue aún más corta. Halley III duró 11 años, Halley IV duró 9 y Halley V, casi 15.
Cuando en 2005 surgió la necesidad de construir un nueva base Halley, la Prospección Antártica Británica, que gestiona la presencia del Reino Unido en la Antártida, adoptó un enfoque novedoso. La Prospección hizo equipo con el
Real Instituto de Arquitectos Británicos para patrocinar un concurso de diseño. La empresa ganadora, Hugh Broughton Architects, diseñó la base Halley VI para que durara al menos 20 años.
Además de ser visualmente impresionante, Halley VI ofrece a los investigadores un ambiente más cómodo y espacioso para vivir y trabajar. Está montada sobre pilotes hidráulicos. Y si es necesario mover toda la estación, esto puede hacerse gracias a unos esquís que hay en la base de esos pilotes.
“Antes, estos proyectos solo pretendían ofrecer un resguardo del clima”, comentó Broughton. “Pero ahora, pretenden usar la arquitectura como medio para mejorar, tanto el bienestar, como la eficiencia de la operación”.
Estos edificios no solo tienen que soportar condiciones desafiantes, sino que los materiales de construcción tienen que enviarse y armarse en las escasas 12 semanas del verano. La mayoría de los proyectos se construyen paulatinamente en el transcurso de varios años.
Cuando el Centro Nacional de Investigación Antártica y Oceánica de India decidió construir una nueva estación de investigación, la empresa de arquitectura que eligió —bof architekten, de Alemania— ideó una manera para que la construcción fuera más eficiente. En vez de enviar a la Antártida contenedores llenos de materiales de construcción y luego regresarlos vacíos, los arquitectos integraron los contenedores al diseño, ahorrando costo y tiempo.
La estación más grande de Estados Unidos, McMurdo, inició en 1956, como una base naval improvisada, creció de acuerdo con las circunstancias durante décadas y ahora hay que modernizarla.
En 2012, OZ Architecture, empresa con sede en Denver, Colorado, fue contratada para desarrollar un diseño conceptual para una nueva estación McMurdo. El resultado ofrecerá comodidades, que incluyen centros de acondicionamiento físico, salas tipo lounge y alojamientos optimizados.
Broughton, que actualmente diseña la Base Scott de Nueva Zelanda en la Antártida, destacó “cómo ha cambiado tan radicalmente el enfoque de estos proyectos, en tan poco tiempo”.