“Parásitos” Bong Joon Ho y su visión de lo social
El surcoreano ha llevado a escena una trama con elegancia en cada uno de los detalles. Un bello diseño de producción envuelve esta historia, cuya música, de Jung Jaeil, resalta la cinematografía de Kyung-pyo Hong.
Bong ha llevado a escena con una elegancia y cuidado en cada uno de los detalles. Un bello diseño de producción envuelve esta historia, cuya música, de Jung Jaeil, resalta la cinematografía de Kyung-pyo Hong.
En ese sentido, la forma en que combina las imágenes con la música es algo verdaderamente espectacular. Ejemplo de ello es la secuencia en la que llegan del supermercado y el ama de llaves es compelida a toser luego de que le rocían la esencia del durazno al que es alérgica, la ralentización de las imágenes, el sonido de las cuerdas, y los gestos y coreografía de los actores cuenta con una precición de relojero.
Otro momento en el que hace alarde de su capacidad de sacar belleza de las situaciones más banales es cuando Ki-woo y Ki-taek le echan agua al borracho que se está orinando en su ventana, y son captados por el celular de Ki-jung.
Y esa belleza está presente incluso en los momentos más violentos de la cinta, algo que en algunos casos llena de humor negro la trama. Una en la que las diferencias de clases son marcadas por detalles como los distintos tipos de ventanas que tienen la casa rica y la pobre, o la forma en la que encaran la lluvia, que para unos es un momento para que el niño juegue y maravillarse con la belleza de ver el agua caer, mientras que para los otros es algo destructivo.
Bong Joon Ho expone aquí una metáfora social, que se expone con tanta o mayor claridad y fuerza que en “Snowpiercer”, pieza suya de 2013 en la que en un tren que es el remanente de la humanidad, conviven en vagones separados, los pobres y los ricos y poderosos.
Los personajes pobres de “Parásitos”, actúan como esos seres, y la forma en que el autor los coloca “dentro” del “ser” del que se benefician, es algo que choca con el espectador.