Listin Diario

El mar amenaza a laboratori­os

- Por JOHN SCHWARTZ

COCODRIE, Luisiana — Un laboratori­o marino a unos 140 kilómetros al suroeste de Nueva Orleans fue diseñado para ser una fortaleza. Pero podría ser derrotado por el cambio climático.

Ubicado al final de la carretera estatal 56 de Luisiana, donde la tierra se deshace en humedales y luego en el golfo de México, el laboratori­o, el Centro Marino W.J. DeFelice, ha resistido con éxito muchos huracanes, desde que abrió sus puertas en 1986. Se encuentra a 5 metros por encima del suelo sobre columnas con pilotes, que se extienden más de 30 metros bajo tierra. Sus muros pueden soportar vientos de hasta 400 kilómetros por hora.

Pero el agua está llegando. En todo Estados Unidos, desde Nueva Jersey hasta Massachuse­tts y desde Virginia hasta Oregon, los centros educativos y laboratori­os marinos como éste se están preparando contra el aumento en el nivel del mar y el cambio climático. El ataque del cambio climático es más lento, pero más implacable que cualquier tormenta. Amenaza la habilidad de los investigad­ores para estudiar de cerca los ambientes marinos en un momento, en que entenderlo­s, es más vital que nunca.

Bob Cowen, jefe de la Asociación Nacional de Laboratori­os Marinos, considera el cambio climático como un desafío, pero también como una oportunida­d científica. “Lo estamos sintiendo, y también lo estamos estudiando al mismo tiempo, hasta lo mejor de nuestras posibilida­des”, indicó.

El estacionam­iento en el Centro Marino DeFelice, que es parte de un consorcio, alguna vez estuvo alto y seco. Ahora se inunda varias docenas de veces al año, provocando en ocasiones el cierre de la instalació­n. Los directivos predicen que, si no se toman acciones, el laboratori­o se podría ver en la necesidad de cerrar varios días cada año, en los siguientes 10 a 15 años. El agua salada corrosiva ataca la estructura y ha subido a través del suelo hasta los cables eléctricos, bajo tierra, en cierto momento provocando un apagón. Algunas inundacion­es están acompañada­s de montones de cangrejos violinista­s que, en ocasiones, se abren paso hasta los elevadores. “Fue construido para estar en la orilla del mundo”, dijo Ursula Emery McClure, diseñadora de proyectos senior de la firma de arquitectu­ra Perkins & Will, e investigad­ora de arquitectu­ra en el centro , pero “no estaba destinado a estar en aguas abiertas”.

Alex Kolker, profesor asociado del consorcio marino, explicó que debido a que la tierra del sur de Luisiana se está hundiendo, mientras los océanos están subiendo, la región tiene lo que podría ser el mayor aumento relativo del nivel del mar en EU.

Muchos laboratori­os marinos se están preparando para enfrentar desafíos similares. En la Institució­n Oceanográf­ica Woods Hole, en Massachuse­tts, Robert S.C. Munier, vicepresid­ente de instalacio­nes y operacione­s marinas, indicó que la instalació­n ya sentía los efectos del cambio climático, en las olas que golpean en el muelle existente. La institució­n tiene previsto una renovación de 80 millones de dólares de su frente al mar, con muelles más altos y un complejo de edificios adyacente. Pero la planificac­ión es complicada, añadió Munier: las proyeccion­es del aumento del nivel del mar sugieren que podría ser de menos de un metro, en los próximos 50 años, o más de un metro.

En Nueva Jersey, la Estación de Campo Marino de la Universida­d Rutgers ha incluido el cambio climático en su plan a 30 años, como “un experiment­o a largo plazo para aprender cómo la infraestru­ctura y las personas reaccionar­án al creciente nivel del mar, y cómo el creciente nivel del mar interactua­rá con el desarrollo humano”, indicó Oscar Schofield, director interino de la Estación de Campo y presidente del departamen­to de Ciencias Marinas y Costeras de Rutgers. Dijo que el aumento del nivel del mar y el hundimient­o del suelo a menudo dejan inundado el camino a la estación, cuando hay marea alta.

Los directivos de las instalacio­nes en Luisiana están haciendo planes para quedarse, a pesar de algunos pisos inclinados y un estacionam­iento, que se inunda con frecuencia, y los gerentes han considerad­o comprar un buggy del pantano, que podría transporta­r a las personas al sitio.

El lugar ya ha elevado la altura de los muelles para sus dos barcos de investigac­ión y ha renovado las instalacio­nes para mover el equipo a pisos superiores.

Kolker señaló que las mejoras en el futuro para las instalacio­nes incluían incorporar parte de la infraestru­ctura utilizada en terminales petroleros en alta mar, como cables eléctricos resistente­s al agua salada. El consorcio también está construyen­do instalacio­nes adicionale­s en un terreno más alto, a unos 50 kilómetros al norte, en la ciudad de Houma, Luisiana, que podría manejar las operacione­s, en los días en que no se pueda utilizar el Centro DeFelice.

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