Tortuga que ayudó a su especie se retira
Con su largo cuello arrugado, cara amarilla insípida y ojos pequeños y negros, Diego tiene algo especial. Diego, la tortuga de más de 100 años de edad, ha tenido pocos problemas para procrear.
Integrante de la especie Chelonoidis hoodensis, o la especie de tortuga gigante de la isla Española en Galápagos en Ecuador, fue una de las 15 tortugas, en un programa de reproducción en cautiverio en el Centro de Tortugas Fausto Llerena, en la isla de Santa Cruz.
Entre los machos, Diego hizo alarde de un impulso sexual excepcional, al grado que se le adjudica el crédito de ayudar a salvar a su especie de la extinción.
Ahora, con el futuro asegurado, se retira.
En un comunicado el 10 de enero, el Parque Nacional Galápagos anunció el fin del programa de reproducción, señalando que una evaluación demostró que había cumplido con sus objetivos de conservación.
El programa inició en 1965, con esfuerzos dedicados, inicialmente, a salvar la población de tortugas en la isla Pinzón, otra isla en Galápagos. En 1970, los investigadores iniciaron la labor de salvar a las tortugas de la isla Española.
En ese entonces, quedaban 14 tortugas: 12 hembras y dos machos. En 1976, un tercer macho, Diego, fue añadido al programa de reproducción. Había vivido 30 años en el Zoológico de San Diego, California.
El programa de reproducción ayudó a incrementar la población de tortugas de 15 a 2.000, detalló Jorge Carrión, director del parque de las Galápagos.
Las pruebas de paternidad indican que Diego es responsable de alrededor del 40 por ciento de las crías producidas, expresó James P. Gibbs, profesor de la Universidad Estatal de Nueva York, en Syracuse.
“Otro macho más reservado y menos carismático —’E5’— ha generado alrededor del 60 por ciento”, explicó. “El tercer macho —’E3’— prácticamente ninguno. Así que Diego ha sido determinante”.
¿Por qué atrajo a tantas parejas, particularmente si otro macho era más productivo?
Gibbs afirmó que Diego tiene “una personalidad imponente —es bastante agresivo, activo y vocal en sus hábitos de apareamiento y por eso creo que ha obtenido la mayor parte de la atención”.
Gibbs indicó que todo se trataba de a quien seleccionan las hembras. “Las tortugas sí forman lo que nosotros llamaríamos ‘una relación’”, apuntó. “Las jerarquías sociales y las relaciones de las tortugas gigantes se desconocen en gran medida”.
Carrión tuvo una explicación más sencilla: “Sin duda, Diego tenía unas características que lo hacían especial”.
Gibbs puntualizó que las tortugas gigantes se pusieron en peligro de extinción, porque el fácil acceso a la isla permitió a balleneros, piratas y pescadores, entre otros, utilizarlas como fuente de alimentos, principalmente en el siglo XIX.
Carrión indicó que creía que Diego fue sacado de su isla natal, Española, en la década de 1930.
Se tiene previsto que regrese allí en marzo.