Una librería, con sus mitos propios
Atlantis Books es un oasis tranquilo entre turistas, en Oia, Grecia. Los trabajadores duermen ahí en los rincones.
SANTORINI, Grecia — Sobre una pared que se eleva sobre las primeras ediciones, mapas antiguos de esta isla volcánica y una pantalla para una lámpara de lino manchada, una cronología pintada traza la evolución de Atlantis Books, de una noción empapada de vinos en 2002, de una de las librerías más encantadoras de Europa.
Una terraza tiene vistas al mar Egeo. Las estanterías se abren para dejar al descubierto camas elevadas, donde los trabajadores pueden dormir.
En el proceso, se corrió la voz de que también los escritores visitantes podían pasar las noches de verano escribiendo y dormitar ahí, y el propietario comenzó a recibir correos electrónicos, solicitando una litera en la colonia de escritores más deslumbrante del planeta, en una isla que Platón, creía era la ciudad perdida de la Atlántida.
Sin embargo, el programa de escritores residentes también era un mito griego.
“La idea no era venir aquí a escribir la gran novela estadounidense, era vender libros”, afirmó Craig Walzer, propietario de la tienda. “Antes que nada estás aquí por la librería”.
Durante los últimos 15 años, a medida que las multitudes de los cruceros han infestado el poblado de Oia, en el extremo norte de Santorini, Atlantis Books se ha convertido en un oasis de autenticidad y cordura cultural. Las páginas amarillentas y los estantes creados con madera, encontrada en la playa, emiten un olor rancio. Los clientes esquivaban a la perra de la tienda, Billie Holiday. Los compradores hojeaban ficción, poesía, ensayos y rarezas.
La tienda se ha convertido en una atracción turística. Esto le resulta particularmente extraño a Walzer, quien durante años llamó hogar al acogedor lugar. Alternaba entre camas. Una está oculta detrás de los estantes, que ahora exhiben ejemplares de “La Odisea”, de Homero. La otra se sitúa sobre la sección alemana. Esa zona ahora estaba ocupada por una empleada, Katie Berry, de 22 años, egresada de la Universidad de Harvard, que hace poco pasó ahí su tercer verano.
Aquí, evidentemente, fue donde inició la leyenda del escritor visitante, y Walzer, quien se mudó a un pueblo vecino en 2017, quiso dejar algunas cosas en claro.
Él, de 38 años y oriundo de Tennessee, gestiona la librería, no un anciano británico diminuto, a quien muchos piden conocer. Atlantis no es la librería más antigua y pequeña en Europa. Ernest Hemingway no escribió ahí.
Y no obstante, la historia de Atlantis no está desprovista de elementos míticos. A Walzer y a un amigo se les ocurrió la idea durante una visita a la isla, cuando se tomaban unas vacaciones de la Universidad de Oxford en 2002.
La ubicación original era debajo de un castillo del siglo XIII y los fundadores, por un tiempo, vivieron en las ruinas de la casa de un capitán.
El propio Walzer representa al héroe atormentado.
En 2005 dejó la isla, se inscribió en la Universidad de Harvard, luego abandonó sus estudios y entonces “vivió en la clandestinidad” en Nueva Orleans. Encontró su camino y regresó a Santorini, y a su librería, de forma definitiva en 2011. La supervivencia condujo al éxito, pero, mientras la tienda prosperaba, la suerte inmobiliaria se hizo presente. En 2015, sus caseros amenazaron con el desalojo, a menos de que Walzer consiguiera un millón de euros, como contraoferta para un comprador potencial del edificio.
Walzer no ha vuelto a oír de los temidos caseros. Todavía la gestiona, sin un contrato de arrendamiento.
“Un día, sonará la campaña”, afirmó. “Pero hoy no, porque es domingo en la tarde”.