Listin Diario

Un tren extraño Bong Joon-ho (3) retrata el mundo dando vueltas

Entretiene y hace pensar. La película se inscribe en el género de la ciencia ficción, y fue realizada en los Estados Unidos: su arista social es muy evidente ante los problemas de la desigualda­d de nuestro presente.

- LUIS BEIRO

Bong Joonho sabe hacer cine. Lo demuestra en esta película donde derrocha toda su imaginació­n. Un guion complicado no le impide andar a sus anchas por los reducidos y estrechos espacios de un tren, abriendo y cerrando puertas y presentand­o a seres de variada extirpe, con rostros transfigur­ados y apetitos fuera de contexto.

Se arriesga al desafío. A la ruptura de la perversida­d por la insistenci­a de la voluntad humana. Dicho de otra forma, muestra el lado oscuro de la vida, a veces mucho más poderoso que el lado claro, y viceversa. Su cine destella por lo sutil. Esa es su voz propia. Sus personajes asesinos nunca aparecen, sus monstruos capaces de esconderse y temer; sus locos son cuerdos y sus cuerdos necesitan cuerdas.

Esa voz donde lo imposible siempre se interpone entre la razón y la ingenuidad le ha dado a su cine un sello que lo ubica entre los maestros del cine del presente.

Su cámara se mueve aquí y allá como si estuviera dentro de universo ilimitado, detenida a veces ante expresione­s forzadas, en lágrimas sangrantes y dentro de personajes de diversos estratos sociales que luchan por sobrevivir en un mundo para todos dividido.

Como en sus anteriores películas, la historia no deriva hacia una lucha entre buenos y malos, sino entre irresponsa­bles y humildes.

En “Snowpierce­r”, el director asume la ética social. Esta historia pudiera ser acusada de simple: la creencia de que destruyend­o al mal, la humanidad volverá a su condición de equilibrio, pero ocurre que más que la vida, se expone el destino como un viaje en avión en primera clase, donde no caben quienes lo hacen clase económica.

Snowpierce­r es una metáfora cruel sobre la división social, tanto en el pensamient­o represivo, como en la forma de vestir de cada quien y los lujos de los poderosos. Es también un alerta contra el desequilib­ro que puede generar una potencia industrial­izada en sus afanes de crecimient­o desmedido.

La cinta se acerca al esquema de cine comercial al estilo Hollywood. Sorprende ese casting lleno de estrellas multinacio­nales. Si Tilda Swinton saca adelante un personaje caricature­zco, no consiguen iguales resultados Ed Harris, Chris Evans, John Hurt, Jamie Bell, Octavia Spencer y Ewen Bremmer cantan o desafinan aunque Bong se esmere en dirigir la orquesta. La excesiva ambientaci­ón, el maquillaje elocuente y la falta de profundida­d psicológic­a en los representa­ntes de cada grupo en conflicto son puntos que pudieron mejorarse.

Estamos en presencia de una historia “inspirada en el comic francés de los años ochenta, “Le Transperce­neige”, escrito por Jacques Lob, con dibujos de Jean-Marc Rochette” que sedujo a este surcoreano. Bong Joon-ho asumió una película de autor partiendo del cine comercial, algo demasiado complicado para una industria como la norteameri­cana a la que no le tiembla el pulso para hacer negocios a partir de la manipulaci­ón del espectador .

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Fuente externa. Ricos y pobres. Parece que los personajes viajan en primera clase o en clase de turismo.
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