Mercados chinos incuban virus
LANGFANG, China — El mercado típico de China tiene frutas y verduras, cortes de res, cerdo y cordero, pollos enteros desplumados —con todo y cabezas y picos— así como cangrejos y peces vivos, que arrojan agua de peceras que gorgorean. Algunos mercados venden cosas más inusuales, como serpientes, tortugas y cigarras, cuyos, ratas de bambú, tejones, erizos, nutrias, civetas de las palmeras e incluso lobeznos, todos vivos.
Los mercados son característicos de varias ciudades chinas y ahora, al menos por segunda vez en 20 años, son la fuente de una epidemia que ha diseminado el miedo, agobiado a la burocracia del Partido Comunista, además de exponer los riesgos epidemiológicos, que pueden surgir en lugares donde convergen los seres humanos y la fauna silvestre.
Se cree que el coronavirus mortal que ha infectado a miles en China y en todo el mundo se propagó en uno de estos lugares: un mercado de venta al por mayor, en Wuhan, una ciudad en el centro de China, donde los vendedores legalmente vendían animales vivos, en condiciones de hacinamiento.
“Así es como surgen enfermedades nuevas y emergentes que la población humana nunca antes ha visto”, indicó
Kevin J. Olival, de EcoHealth Alliance, una organización de investigación sin fines de lucro, que le ha hecho seguimiento a los brotes anteriores.
Los funcionarios del gobierno y científicos explicaron que la nueva enfermedad contagiosa tenía similitudes ominosas con el brote del síndrome respiratorio agudo severo, o SARS por sus siglas en inglés, a finales de 2002, que causó la muerte de casi 800 personas y le produjo enfermedades otras miles en todo el mundo.
Ahora, conforme el gobierno chino lucha por contener la ira de la gente por el brote, se enfrenta a las exigencias para que se haga más para regular, o incluso prohibir, la venta de la fauna silvestre —y también debe responder cada vez más preguntas sobre porqué las cosas han cambiado muy poco en los 17 años desde el brote de SARS. La enfermedad fue rastreada en un coronavirus que saltó de los murciélagos a las civetas de las palmeras, una criatura con rasgos felinos, considerada una delicia en el sur de China, y luego saltó a los seres humanos que participaban allí en el comercio de fauna.
Según funcionarios y científicos, el nuevo virus también parece que se originó en los murciélagos y luego saltó a otro mamífero, aunque aún no se sabe a cuál.