Listin Diario

Política y farándula

- ORLANDO GIL

No tiene nada de malo que la política se auxilie de la farándula si siente que pierde atractivo o necesita aumentar la popularida­d de sus opciones.

La experienci­a dominicana es variada, pero no siempre dichosa. Hubo faranduler­os que ganaron y también que perdieron.

La conclusión es simple: la farándula por sí sola no determina.

No se tiene claro ni ocupa interés cómo se da la alianza. Si la política busca la farándula, o la farándula la política, y podrían darse ambos casos.

Aunque lo curioso es que en ocasiones es la política que hace atractiva y popular la farándula. La actual circunstan­cia electoral pone esa situación en evidencia.

Sin que haya que considerar nombres.

Las aspiracion­es o la figuración de faranduler­os en la boleta de los partidos dejará de ser fenómeno y será normal, y más en la medida que las propuestas sean exitosas.

La política o los partidos o los propios interesado­s debieran proceder a la profesiona­lización del faranduler­o que incursiona en la política.

Exigir un mínimo de aprendizaj­e o de entendimie­nto de los asuntos de Estado, sin importar el nivel en que participe, regidor, alcalde, diputado o senador.

Si el faranduler­o va a ser un activo de la política o del partido, debe mejorarse como oferta. Unos manejan adecuadame­nte el escenario, pero no así los conceptos.

Incluso se observa con pena que no buscan más que sonido, como se dice ahora, y solo provocan ruido. Algunos sin embargo cuidan su vergüenza y se recogen a tiempo.

Otros como el zapatero a sus zapatos no bajan de la tarima y entienden que lo suyo es el espectácul­o, no el activismo político.

El contrato, la actuación, hacer de telonero del líder o del candidato resulta suficiente, sin llegar al extremo de la militancia.

Y la ganancia económica es inmediata. Cuando la demanda baja, y no se tocan fiestas con la frecuencia habitual, la política es la gran salvación.

Aunque también – uno que otro -- llega a fanatismo.

La política sabrá cómo lidiar con la farándula, y faltará ahora que la farándula sepa moverse mejor en la política.

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