“Malpaso”. Héctor Valdez busca su voz
La historia de intenciones étnico-sociales, está ambientada en la frontera domínico-haitiana.
Héctor Valdez es un joven cineasta con muchas inquietudes. Por esto ha ido construyendo una filmografía tan variada, pese a que solo ha publicado cuatro largometrajes, que van desde una road movie dramática (“Al sur de la inocencia); un documental artistístico-histórico (“República del color”); la adaptación de una novela de ciencia ficción (“Melocotones”).
Aunque el Covid-19 ha provocado el cierre temporal de las salas de cine, esperamos que a la vuelta siga la proyección de su más reciente obra, “Malpaso”, un drama con intenciones étnico-sociales ambientada en la frontera de República Dominicana y Haití.
La puesta en escena de la historia de los gemelos Braulio (Luis Bryan Mesa) y Cándido (Ariel Diaz), “uno “negro como la noche y el otro blanco como la luna”, busca dar más fuerza a esta idea con el bello blanco y negro en el que está presentada la película, fotografiada por Juan Carlos Gómez.
Cinco manos ha necesitado este guion, que a momentos adelanta muy rápido, sin el tiempo necesario (la transformación de Braulio) y que en otras va sin prisa en la historia (la primera parte de la cinta).
Los hermanos, viven con su abuelo en una casa en medio de la nada en la frontera, sosteniéndose de la venta de carbón, y soñando con el regreso de un padre que los abandonó antes de nacer. En el mercado bilateral del lugar que da título a la cinta, tendrán que enfrentarse a la realidad de la dureza de la vida en la pobreza, en una cinta en la que su realizador se ha preocupado porque el espectador sea en muchos momentos un mirón que descubre ese espacio en el que los habitantes de las dos naciones conviven en una “armonía” solo quebrantada por los villanos de turno. En el aspecto actoral es grato encontrar a un grupo de jóvenes (Mesa, Díaz, James Saintil y Marie Michelle Bazile), dueños de una gestualidad y rasgos faciales y con una expresividad intensa en sus respectivos roles.