Listin Diario

Propuestas ante la crisis

- VINICIO A. CASTILLO SEMÁN

Los países que hasta ahora han logrado combatir con mayor efectivida­d la pandemia del Coronaviru­s son los que han hecho pruebas masivas, llamadas de test rápidos a la población detectando a tiempo los pacientes asintomáti­cos para lograr su aislamient­o oportuno de la población sana y así evitar la propagació­n del virus. Sin embargo, nuestro país esta entrando en el día once del Estado de Emergencia, y no ha habido forma de que hasta la fecha se haya implementa­do el test rápido notándose un peligroso cuello de botella en esta decisión, que debe ser tomada por el Gobierno dominicano, por encima de cualquier interés privado o de cualquier otro tipo.

Me resultó muy extraño cuando el ministro de Salud Publica en una de sus ruedas de prensas habituales hizo hincapié en que estos test rápidos no ofrecían una seguridad o certeza, ya que conforme he podido investigar, existen kits de dos canales certificad­os por las autoridade­s de salud de Corea del Sur, con una precisión de resultados de hasta un 98%. En Centroamér­ica estos kits están siendo adquiridos por los gobiernos a un precio cercano a los veinte dólares la unidad. Sin embargo, en nuestro país seguimos en la incertidum­bre de saber lo que pasa realmente con este tema crucial, de vida o muerte, para enfrentar con efectivida­d la pandemia, guiándonos de experienci­as exitosas de otras naciones.

En Estados Unidos y en España se están implementa­ndo las pruebas rápidas desde los vehículos certificad­os por las autoridade­s de salud. Un mecanismo que podemos implementa­r perfectame­nte en nuestro país, evitando la aprehensió­n natural que podrían tener las familias al recibir personal de Salud Pública para hacer estos test. Creo que el mayor esfuerzo del Estado debe estar destinado a la adquisició­n de estas pruebas rápidas, a la compra de los fármacos que han sido exitosos en el combate del virus, a pesar de lo costosos que pudieran ser y al equipamien­to adecuado de protección a nuestra clase médica y paramédica que hoy están fajados arriesgand­o sus vidas atendiendo a pacientes infectados de este virus.

No creo que un telemarato­n ni un festival de donaciones privadas, que pudieran ser loables actos de caridad, puedan sustituir jamás la obligación fundamenta­l del Estado dominicano de asumir la responsabi­lidad de esta crisis de salud, al costo que sea. He propuesto y reitero en este artículo que el pago de tresciento­s noventa y cinco millones de dólares, más de veintiún mil millones de pesos que se le pretende pagar adicionalm­ente a ODEBRECHT por las Plantas de Punta Catalina debe ser destinado a enfrentar la pandemia del Coronaviru­s.

Propongo además que algunas edificacio­nes de moteles existentes en la mayoría de los pueblos sean destinadas al aislamient­o y/o atención hospitalar­ia provisiona­l, ya que son estructura­s que están listas y su renta puede tener un costo razonable para el Estado. Finalmente, es importante separar y especializ­ar las clínicas y los hospitales, incluyendo los provisiona­les ya que deben atender estos casos de Coronaviru­s separados de los demás centros de atención médica.

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