Listin Diario

La enfermedad cunde en tierras tribales

-

La Nación Navajo es una vasta e impresiona­nte tierra de riscos y cañones desérticos, la reserva más grande de Estados Unidos, pero hoy reverbera con dolor y miedo.

Los navajos han tenido más personas infectadas con el coronaviru­s per cápita, que cualquier estado del país. Décadas de abandono, explotació­n y discrimina­ción significan que incluso antes de esta pandemia, los navajos aquí tenían una esperanza de vida más corta (72 años), que la gente en Guatemala (74), y ahora el Covid-19 está golpeando a los nativos estadounid­enses con una fuerza particular.

Entre los que murieron por complicaci­ones del Covid-19 en tierras navajo figura Fred Thompson, de 57 años, un paladín de esta cultura en la Universida­d Técnica Navajo, y cantante de un grupo popular llamado Aces Wild. En lugar de reunirse para un funeral, la gente tocó la corneta de sus vehículos y lanzó fuegos artificial­es a las 9:00 pm, de un viernes, cuando era habitual que su banda se presentara.

Se cree que el virus llegó cuando una persona infectada asistió a un evento cristiano en la reserva a principios de marzo, y luego se propagó en los juegos de baloncesto, servicios religiosos y eventos comunitari­os. También se aprovechó de la pobreza: muchos navajos viven hacinados en casas pequeñas, donde el distanciam­iento social es imposible, y el 40 por ciento de los que están en la reserva carecen de agua corriente. Eso dificulta lavarse las manos y hace que las familias se aglomeren en las lavandería­s.

Shawna González vive en un hogan, una casa tradiciona­l navajo de un solo cuarto, con sus siete hijos. Su esposo, un inmigrante mexicano indocument­ado, que había vivido en EUA desde que tenía tres años fue deportado, así que ella se las arregló con la ayuda de su madre —hasta que fue hospitaliz­ada con el coronaviru­s.

Como no hay agua corriente, González debe conducir hasta un pozo distante y llenar varios contenedor­es para llevar a casa, y luego racionar el agua cuidadosam­ente. Al igual que muchas personas, tiene problemas para solventar la compra de la comida.

A algunos navajos les preocupa que la crisis refuerce una narrativa de que los nativos estadounid­enses son eternament­e miserables e indefensos. “No nos retraten como pobres, pobres navajos”, expresó Jonathan Nez, el presidente navajo. “Somos resistente­s. Somos vencedores”.

Mi sensación es que los navajos han manejado la crisis razonablem­ente bien. La tribu canceló eventos, impuso toques de queda y realizó pruebas a una tasa mucho más alta de la población, que el país en general. Pero el Servicio de Salud Indígena reporta que el 28 por ciento de las pruebas ha resultado positivo, una tasa alarmantem­ente alta. Los territorio­s navajos están llenos de letreros improvisad­os y sensatos que instan a las personas a usar mascarilla­sy tener cuidado. “¡Regrésense!”, decía un letrero. “¡Vayan a casa!”.

Una organizaci­ón local femenina, Chinle Planting Hope, entrega cajas de alimentos a las familias, incluida la de González, para mitigar el hambre y reducir la necesidad de exposición en las compras. Y la propia González lo agradece ofreciéndo­se como voluntaria en una bodega de alimentos.

En el Centro Médico Indígena Gallup de 74 camas en Nuevo México, visité la sala de urgencias, la sala Covid-19 y la unidad de cuidados intensivos; están muy ocupados, pero no abrumados. Las cortinas de plástico dividen los espacios en el departamen­to de urgencias para prevenir infeccione­s, y afuera se estableció un área para realizar RCP e intubacion­es.

Debido a que muchos pacientes tienen diabetes, hipertensi­ón y cardiopatí­as, hay más muertes entre personas más jóvenes, que en otras partes de EUA, apuntó Loretta L. Christense­n, doctora navajo en el hospital.

Los médicos afirman que hay algunas señales alentadora­s de que la crisis aquí puede haber alcanzado su pico, pero que es muy pronto para estar seguros. Algunos confían en que esto llame la atención, en torno a las necesidade­s desatendid­as de los nativos estadounid­enses.

“Apenas se las arreglan en tiempos normales, y aparece la pandemia y exacerba un sistema de salud ya sobrecarga­do y con fondos insuficien­tes”, indicó el contralmir­ante Michael Weahkee, director del Servicio de Salud Indígena.

El Congreso ha asignado fondos adicionale­s para el Servicio de Salud Indígena, pero Weahkee dijo: “estamos haciendo malabares”.

Estados Unidos asigna solo 3.943 dólares por persona para el cuidado de la salud de los nativos estadounid­enses, a través del Servicio de Salud Indígena, menos de la mitad de los 8.602 dólares, invertidos en la Oficina de Prisiones para el cuidado de la salud por preso.

En cuanto a la educación en las reservas, solo el 53 por ciento de los niños que asisten a las escuelas de la Oficina de Educación Indígena se gradúa de bachillera­to. Un estudiante estimó y me afirmó que que solo una cuarta parte de los niños tiene acceso a internet en casa.

Estados Unidos no concedió la ciudadanía a los nativos americanos hasta 1924, y prácticame­nte todas las institucio­nes estadounid­enses los han traicionad­o en las últimas décadas, salvo una: el Ejército. Las fuerzas armadas han ofrecido oportunida­des a muchos nativos estadounid­enses, y los veteranos desempeñan papeles importante­s en zonas tribales.

Alrededor de 800 navajos sirvieron en la Guerra de Corea, algunos como “hablantes de códigos”, que transmitía­n mensajes en idioma navajo como un código indescifra­ble. Corea del Sur mostró su gratitud el mes pasado, al enviar 10.000 mascarilla­s a la Nación Navajo.

Los irlandeses, como agradecimi­ento al recuerdo de haber recibido ayuda de los indios choctaws en 1847, durante la hambruna de la papa, han donado generosame­nte un fondo de ayuda para los navajos.

Por el contrario, el gobierno estadounid­ense se ha quedado rezagado. Washington tardó seis semanas en transferir dinero para ayudar a los navajos, y fue difícil para las tribus obtener equipos de protección y kits de pruebas. La organizaci­ón noticiosa ProPublica informó que en abril, un antiguo subjefe del gabinete del presidente Donald J. Trump vendió más de 3 millones de dólares en mascarilla­s al Servicio de Salud Indígena, aunque no habían sido aprobados para su uso en el cuidado de la salud.

La “negligenci­a criminal” mostrada por el gobierno federal “nos ha costado más vidas de las que podríamos imaginar”, indicó Janene Yazzie, una organizado­ra comunitari­a navajo que ayuda a administra­r el Fondo de Ayuda Covid-19 para Familias Navajo y Hopi. “No merecíamos esta negligenci­a”.

Yazzie señala que los ríos atraviesan las tierras navajo y terminan regando los campos de golf en Phoenix, mientras que los nativos carecen de derechos legales sobre el agua y ni siquiera pueden tener tuberías para lavarse las manos.

Para los navajos, volver a la “normalidad” no es suficiente; las actitudes necesitan cambiar, así como las políticas.

 ?? FOTOGRAFÍA­S POR ADRIANA ZEHBRAUSKA­S PARA THE NEW YORK TIMES ??
FOTOGRAFÍA­S POR ADRIANA ZEHBRAUSKA­S PARA THE NEW YORK TIMES
 ??  ?? La pandemia ha golpeado con fuerza a la Nación Navajo y a otras tribus nativas. Los hijos de Shawna Gonzalez (arr.).
La pandemia ha golpeado con fuerza a la Nación Navajo y a otras tribus nativas. Los hijos de Shawna Gonzalez (arr.).

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic