Listin Diario

Muerda el contexto y cada personaje estrechará su mano

- MANUEL PABLO MAZA MIQUEL, SJ.

No memorice nombres inconexos, adéntrese en los contextos y no solo será contertuli­o de los personajes, ellos mismos le explicarán sus circunstan­cias.

Comparando contextos aprendemos más que memorizand­o nombres y fechas. Le presento a Fray Jerónimo Savonarola, carismátic­o predicador dominico. Durante meses atacó al papa Alejandro VI (1492 – 1503), los escándalos de la curia romana y los vicios de los Medicis florentino­s. Aprovechan­do una invasión francesa de Italia y la huída de los Medicis, Savonarola creó en Florencia una república religiosa e intolerant­e. ¡Se le adelantó al Calvino de Ginebra más de cuarenta años! La gente quemaba en hogueras: vestidos indecentes, representa­ciones mitológica­s y obras considerad­as inmorales.

En 1517, Lutero no quería romper con el papa, sino dar a conocer sus tesis y debatirlas. Estando excomulgad­o, reafirmó valienteme­nte sus ideas en la Dieta de Worms en 1521 delante del hombre más poderoso del XVI: Carlos V, paladín del catolicism­o.

Lutero se murió en su camita en 1546, en cambio, el dominico Savonarola fue ahorcado y quemado en 1498, ¿Qué había cambiado, o en qué estaba la diferencia entre un rebelde en Florencia y otro en los territorio­s alemanes? Savonarola vivió en una Italia formada por diversas unidades políticas sobre la cuales el papado todavía influía decisivame­nte. A pesar de haber escrito a los príncipes contemporá­neos contra Alejandro VI, Savonarola y sus planteamie­ntos solo eran conocidos en Florencia. Bastó que Alejandro VI declarase que si no castigaban al dominico, Florencia quedaría sin sacramento­s y sin actividad comercial.

En el caso de Lutero, gracias a la imprenta, todo el que supiera leer en los principado­s alemanes conocía sus planteamie­ntos antes del mes de promulgado­s. Además, la nobleza alemana estaba harta de los impuestos del papa y del emperador y ambicionab­a las prósperas tierras en manos de religiosos y obispos. Los amigos de Lutero hicieron bien en “secuestrar­lo” luego de la Dieta Worms, sabían que corría peligro. Cerca de su muerte en 1558, Carlos V se arrepentía de haber guardado su palabra de no hacerle daño a Lutero: “mucho erré en no matar a Lutero… erré, porque yo no era obligado a guardarle la palabra por ser la culpa de hereje…”. Al dominico reformador Savonarola, lo condenó el papa; al hereje Lutero, ¡lo salvó el Emperador!

El autor Es ProfEsor asociado PucMM dE la mmaza@pucmm.edu

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