Europa pierde voces históricas
ROMA — Durante años, Gildo Negri visitó las escuelas para compartir sus historias sobre cómo hizo estallar puentes y cortó cables eléctricos para sabotear a los nazis y fascistas, durante la Segunda Guerra Mundial. En enero, el hombre de 89 años hizo otra visita, dejando su residencia de ancianos, en las afueras de Milán, para ayudar a los estudiantes a plantar árboles, en honor a los italianos deportados a los campos de concentración.
Pero a finales de febrero, cuando el primer brote de coronavirus en Europa se propagó en la residencia de Negri, también lo infectó.
En el encierro, se desanimó porque se perdería los desfiles habituales y los discursos públicos del Día de la Liberación de Italia, más grandioso este año por conmemorar el 75 aniversario. Pero el virus canceló las conmemoraciones del 25 de abril. Negri murió esa noche.
“La memoria se está desvaneciendo y el coronavirus está acelerando este proceso”, aseguró Rita Magnani, que trabajó con Negri en la sección local de la Asociación Nacional de Partisanos Italianos. “Estamos perdiendo a las personas que pueden contarnos en primera persona lo que sucedió”.
El tiempo y sus estragos ya han cercenado las vidas y han borrado los recuerdos de una generación que vio de cerca las ideologías y los crímenes, que convirtieron a Europa en un campo de la muerte.
El virus, que es tan mortal en las personas mayores, ha acelerado la partida de estos últimos testigos, además de obligar la cancelación de las conmemoraciones del aniversario, que ofrecían una última oportunidad de contar sus historias