Esta vez, cundió la indignación
DENVER — Desde que las personas en todo Estados Unidos comenzaron a salir a las calles para protestar contra la violencia policial, Dakota Patton ha manejado dos horas todos los días para ser parte de un mitin, en las escaleras del Capitolio del estado de Colorado. Ha renunciado a sus trabajos como repartidor de comida y pintor de casas. Está agotado, pero no tiene planes de irse.
“Esto es más grande”, expresó Patton, de 24 años. “No me preocupa nada más de lo que pueda estar haciendo. Quiero y necesito estar aquí. Todo el tiempo que sea necesario”.
Impulsadas por el asesinato de George Floyd, las protestas masivas a favor de la justicia racial en todo EUA, y ahora en el mundo, han alcanzado una escala y un nivel de impulso que no se había visto en décadas. Y parece poco probable que acaben pronto.
Las calles y plazas públicas están llenas de gente. Muchos dicen que la devastación económica del coronavirus ya había despejado sus agendas. Ahora, si algo tienen es tiempo.
“Me siento como en casa”, afirmóRebecca Agwu, de 19 años, quien pasó cinco días en las manifestaciones en Denver.
A medida que los manifestantes continuaron reuniéndose en todo el país, su creciente influencia quedó evidente, al tiempo que los líderes locales se comprometieron a frenar el poder de la policía.
Las redadas y los arrestos tuvieron efecto en deshacer los movimientos de protesta en el pasado. Pero los manifestantes ahora dicen que las respuestas agresivas de la policía, solo refuerzan su compromiso de regresar a las calles. Después de que la semana pasada la policía utilizara granadas de destello y un spray químico para disolver a los manifestantes pacíficos que se encontraban en la plaza Lafayette, frente a la Casa Blanca, comenzaron a aparecer más personas.
Personas en todo el mundo —en Australia, Gran Bretaña, Francia, Alemania y más allá— han desafiado el clima frío y las normas de salud pú