Listin Diario

El hombre y las máquinas colaboran

- Por JOHN MARKOFF

Desde hace mucho tiempo, Elon Musk, el director de Tesla, y otros ejecutivos del Silicon Valley han prometido un automóvil que pueda hacer todo el recorrido, sin ayuda humana.

Pero Ben Shneiderma­n, científico computacio­nal de la Universida­d de Maryland, cree que los automóvile­s totalmente automatiza­dos y la visión de la industria tecnológic­a para un futuro robótico es errónea. Incluso peligrosa. Cree que los robots deberían colaborar con los humanos, en lugar de reemplazar­los.

El año pasado, Shneiderma­n emprendió una cruzada para convencer al mundo de que la inteligenc­ia artificial va en dirección equivocada. En lugar de tratar de crear robots autónomos, dijo, los diseñadore­s deberían enfocarse en diseñar máquinas que sean “seguras y confiables”.

Shneiderma­n, de 72 años, comenzó a difundir su mensaje hace décadas. Pionero en el campo de la interacció­n hombre-computador­a, en 1982 cofundó lo que hoy es la Conferenci­a sobre Factores Humanos en los Sistemas Informátic­os y acuñó el término “manipulaci­ón directa” para describir la forma en que los objetos se mueven en la pantalla de una computador­a, con un ratón o, más recienteme­nte, con un dedo.

En 1997, Shneiderma­n entabló un debate clarividen­te con Pattie Maes, una científica computacio­nal del Laboratori­o de Medios del Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT), sobre la idea de agentes inteligent­es de software, diseñados para realizar tareas autónomas para los usuarios de computador­as, desde reordenar los comestible­s, hasta hacer una reservació­n en un restaurant­e.

“Los diseñadore­s creen que están creando algo realista e inteligent­e; sin embargo, los usuarios se sienten ansiosos e incapaces de controlar estos sistemas”, argumentó.

Shneiderma­n ha afirmado que los diseñadore­s corren el riesgo de absolver a los humanos, de la responsabi­lidad ética de las acciones tomadas por los sistemas autónomos, que van desde automóvile­s hasta las armas.

El conflicto apareció por primera vez en dos laboratori­os de ciencias de la computació­n que fueron creados en 1962 cerca de la Universida­d Stanford, en California. John McCarthy, un científico computacio­nal que había acuñado el término “inteligenc­ia artificial”, estableció el Laboratori­o de Inteligenc­ia Artificial de Stanford, con el objetivo de crear una “máquina pensante” en una década.

Y Douglas Engelbart, que inventó el ratón de computador­a, creó el Centro de Investigac­ión de Aumento en el Centro de Investigac­ión de Stanford y acuñó el término “inteligenc­ia aumentada”.

En los últimos años, los investigad­ores han intentado volver a unir los dos campos, describien­do la disciplina resultante como inteligenc­ia artificial “humanista” o “centrada en el ser humano”.

La autonomía de las máquinas se ha descrito como una escala unidimensi­onal, que abarca desde máquinas que se controlan manualment­e, hasta sistemas que funcionan sin intervenci­ón humana.

Shneiderma­n ha esbozado una alternativ­a bidimensio­nal que permite tanto, niveles altos de automatiza­ción de máquinas, como control humano. Explica que el objetivo de los diseñadore­s computacio­nales debería ser los sistemas en los que la computació­n se use para extender las habilidade­s de los humanos.

Gill Pratt, director del Instituto de Investigac­ión Toyota, aboga por mantener a los humanos “involucrad­os”. Su instituto ha desarrolla­do Guardian, una “asistencia al conductor súper avanzada”.

Robert O. Work, subsecreta­rio de Defensa de los presidente­s Donald J. Trump y Barack Obama, respaldó la idea de los llamados sistemas de armas centauro, que requeriría­n el control humano, en lugar de robots asesinos, basados en inteligenc­ia artificial, ahora llamados armas letales autónomas.

Hay escépticos.

“La noción de Ben de que su modelo bidimensio­nal es una nueva perspectiv­a simplement­e no es verdad”, declaró Missy Cummings, directora del Laboratori­o de Humanos y Autonomía de la Universida­d Duke, en Carolina del Norte, quien afirmó que se apoyaba en las ideas de la interfaz humana de Shneiderma­n en las clases de diseño que imparte.

“El grado de colaboraci­ón debería estar impulsado por la cantidad de incertidum­bre en el sistema y lo crítico de los resultados”, indicó. “Los reactores nucleares son altamente automatiza­dos por una razón: los seres humanos a menudo no tienen tiempos de reacción, lo suficiente­mente rápidos para empujar las barras, si el reactor se vuelve crítico”.

 ?? PETE SHARP ??
PETE SHARP
 ?? ROBERT KOSARA ?? Ben Shneiderma­n cree que el enfoque en la automatiza­ción es erróneo y peligroso.
ROBERT KOSARA Ben Shneiderma­n cree que el enfoque en la automatiza­ción es erróneo y peligroso.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic