REFLEXIÓN
Dime una cosa”, le dije en forma jocosa a mi esposa, “¿de qué era que nosotros hablábamos antes...?”
Durante la noche hablábamos de nuestro primer hijo, que, si comió, si lloró, que le había salido un nuevo pelo en la cabeza, él era nuestro único tema de conversación.
Nació nuestro segundo hijo, también nos enamoramos de él. Muy inteligente, con carácter, cuando tenía unos 3 años de edad, se había subido a una escalera, y no sabía cómo bajar, así que me puse debajo y abriendo los brazos le dije: “¡Tírate, que yo te aparo...!”
El niño dudó, no quería, ante mi insistencia se tiró en mis brazos, y nos reímos y celebramos su “valentía”.
El evangelio de hoy me ha recordado estos dos incidentes, donde aparece esta frase dirigida a nosotros: “De ustedes hasta los pelos de la cabeza están contados”. (Mateo 10, 30)
También me ha recordado que puedo confiar plenamente en Él. El Señor asegura hoy que Dios está pendiente hasta “de los pajaritos del campo”. Y luego afirma:
“Ustedes valen más que todos los pajaritos juntos.” Y añade: “Así que no tengan miedo” (Mateo 10, 31)
Amigo, si usted se siente en este momento como subido en una escalera de la cual no sabe cómo bajarse, tírese a los brazos de su Padre es el único modo seguro de hacerlo: No tenga miedo.
Cientos de personas se han abandonado en Dios, y se han tirado en sus brazos, y no conozco un solo caso en que el Señor haya dejado caer a nadie.
Usted está protegido. Hasta los cabellos de su cabeza están contados. El Señor mismo le dice que no tenga miedo, porque usted es personalmente importante para Dios.
La pregunta de hoy