El virus muestra la fragilidad de Perú
LIMA, Perú — El presidente Martín Vizcarra siguió los mejores consejos, cuando el coronavirus llegó a Perú.
Ordenó uno de los primeros y más estrictos confinamientos de América Latina y lanzó uno de los mayores paquetes de ayuda económica de la región para facilitar a los ciudadanos que se quedaran en casa. Se apresuró a incorporar camas y ventiladores en hospitales y aumentó el número de pruebas.
Con unas arcas públicas sólidas y unos índices de aprobación sin precedentes, el gobierno de centro de Vizcarra parecía estar bien preparado para enfrentar la pandemia.
Sin embargo, Perú se ha convertido en uno de los peores focos de contagio del coronavirus en el mundo, con sus hospitales saturados y su población huyendo de las ciudades. La crisis ha estropeado la apariencia de progreso de Perú, y expuso la desigualdad y la corrupción, fuertemente arraigadas, que han obstaculizado la respuesta al virus.
“Nos pidieron que nos quedáramos en casa, pero muchas personas no tienen ahorros, así que eso ha sido imposible. Pidieron que nos laváramos las manos, pero solo uno de cada tres hogares pobres tiene acceso a agua potable”, relató Hugo Ñopo, investigador del grupo de análisis Grade. Solo la mitad de los hogares peruanos tiene refrigerador, agregó, lo que obliga a muchos a regresar a diario a los mercados abarrotados, una importante fuente de contagio.
La tragedia de Perú se desarrolla en medio de una explosión más amplia del virus en América Latina,