Listin Diario

De chica andariega a ser campeona panamerica­na

Estefanía Soriano ha tenido que vencer unos grandes rivales, fuera y dentro del tatami para llegar a ser una de las mejores judocas.

- RAMÓN RODRÍGUEZ

Estefanía Soriano es una de las mejores judocas del momento de República Dominicana, pero en su pasado tiene un registro lleno de angustia y vicisitude­s.

Después de deambular a diario en las calles y callejones del sector La Gallera del municipio de Bayaguana, “vino la mano de Dios y la rescató”. Iba a la escuela pero no con mucha frecuencia.

Estefanía, una verdadera guerrera del judo dominicano y de la vida, pasó por muchas carencias junto a su hermano Carlos Salomón, pues su madre soltera, trabajaba en una “fonda” todo el día y regresaba al hogar al caer la noche. De ahí, la señora doña Mireya Soriano Javier mantenía a sus dos hijos (Estefanía y Carlos Salomón) a los que tenía que dejar en casa “a la suerte de Dios” para irse a trabajar.

Precarieda­des

“Pasamos mucha hambre, muchas precarieda­des”, cuenta Estefanía cuya vida comenzó a dar un giro de 180 grados a partir de los 13 años.

Previament­e, Estefanía era una niña de la calle, pues cuando su madre Mireya se iba al trabajo, ella y su hermano Carlos Salomón quedaban en libertad para hacer cuanto quisieran.

“Me iba con otros muchachos a andar por las calles y en la noche llegaba a mi casa”, para reunirse con su madre Mireya y su hermano Carlos Salomón. En ese tiempo tenía unos 12 años y su hermano 18.

“Fueron días muy difíciles”, recuerda Estefanía, vigente campeona Panamerica­na, pues viene de ganar medalla de oro en la categoría de los 48 kilogramos femenino del torneo de judo de los Juegos Panamerica­no de Lima, Perú, el pasado año.

El abandono

En esos días de andanzas por las calles y callejones del sector La Gallera del municipio de Bayaguana comenzó a practicar judo, pero sin mucho entusiasmo y por indiscipli­na le fue impuesto un castigo por lo que “abandoné eso, me fui a la calle con los “carajitos”, los mozalbetes con los que andaba a diario.

Al poco tiempo, Ruddy Contreras salió tras ella, él sabía el talento que había en esa “muchachita” con mucha fuerza y determinac­ión para el combate.

El judo la fue moldeando y al mismo tiempo progresaba en las técnicas del combate.

Pronto fue ingresada en el grupo de talentos del judo por la Federación Dominicana de ese deporte.

“Desde que entré a la selección (de judo) mi meta era ser campeona mundial junior, ganar medallas”, cuenta Estefanía, porque escuchaba y veía lo bien que les iba a los medallista­s. Pero ese objetivo no lo pudo concretiza­r, pues fue cuando tuvo una lesión en un brazo que la alejó del tatami por un tiempo. Tuvo la frustració­n de no poder asistir a los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe que tuvieron lugar en 2014 en la ciudad mexicana de Veracruz.

La hoy también campeona Centroamer­icana y del Caribe, pues fue ganadora de la medalla de oro de la categoría de los 44 kilogramos femeninos en los Juegos de Barranquil­la, Colombia, en 2018.

Pero su paso por la élite del judo no ha sido fácil. Ha debido enfrentar obstáculos, entre estos una lesión y un embarazo de su única hija Emzzo que ahora tiene tres años. Estefanía es madre soltera.

Después de todo, aprendió a perseverar y poco a poco su carrera en el deporte del judo ha ido progresand­o y su vida ha cambiado radicalmen­te.

Ha pasado de ser una niña de la calle a una de las atletas más laureadas del judo dominicano en los actuales momentos.

Con nostalgia cuenta que sus compañeros de andanza “hoy son unos delincuent­es”, eso le apena mucho, porque estos no han corrido la misma suerte que ella. “Ahora soy bachiller”, egresada del liceo Moraima Veloz de Báez. Además, pertenece a la Fuerza Aérea de la República Dominicana.

Más allá de ser campeona Panamerica­na y Centroamer­icana y del Caribe, Estefanía quiere ir más lejos, su deseo es convertirs­e en una medallista universal, una campeona del mundo y ganar una medalla olímpica. “Ese es mi sueño y no me voy a detener hasta alcanzarlo”, afirma una resuelta Estefanía Soriano que se ha levantado como el “Ave Fénix” de una clase carente de toda oportunida­d en la sociedad dominicana.

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Estefanía Soriano es un ejemplo de superación para otros atletas dominicano­s.

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