El último salvavidas del Titanic

Influenciado por la circunstancia se piensa que la incursión de Danilo Medina -- en estos días finales de campaña -- es el último salvavidas del Titanic.

Cuando se trata con responsables de equipos de trabajo, estos replican que no, que la situación no es tan grave como se pinta. La verdad sin embargo no es cosa de nadie en particular, ni partido ni candidato, sino de las encuestas que por el momento se imponen como absolutas.

Había advertido cierta rebelión en los sondeos, e incluso escrito que más que competencia de candidatos, habría puja de encuestas.

Una encuesta no hace verano, pero los resultados tres o cuatro y de seguido es para tenerse en cuenta. Lo que los ojos ven, el corazón tiene que sentirlo.

Aunque también el gobierno hace sus mediciones, y como es de suponer, se acoge a su lógica. Y tampoco tiene una, sino varias.

Medina mencionó la CID Latinoamérica que de graciosa da 44 a 43, que no solo es empate técnico, sino que manda a una segunda vuelta.

La segunda vuelta no solo sería juego nuevo, sino que obligaría al jefe del Estado a uniformarse desde el primer día, comprobada la efectividad del endoso directo.

No obstante, lo que inquieta es su intención de hacerse con mayoría en el Senado. Ese dos por uno o todo incluido que la oposición no tendría en mente.

O por lo menos no de manera tan decidida y decisiva.

Joaquín Balaguer enseñó en el 1978 la importancia del Senado, y no solo para gobernar, que entonces no era su caso, sino para oposición.

Medina habla de conseguir “los senadores de Gonzalo ”, pero igual “los míos ”, y considerar desde ya al Senado como una trinchera. En política hay que pensar en todo y al mismo tiempo, y en ese todo cabe prepararse para resistir los embates de un gobierno hostil. Si sale ahora y no antes, que queden claros los términos. La estrategia de esta semana, de finales, es suya y sola suya. Los señoritos del partido vienen fallando.