Listin Diario

¡El Presidente Medina recordará…!

- TONY RAFUL Para comunicars­e con el autor tonyraful5@yahoo.com

En diversos ciclos históricos de la humanidad, las campañas publicitar­ias de un grupo político, de conciencia alterada y pérdida del sentido de la historia en el Poder, son más intensas en el terreno propagandí­stico y copan todos los medios de comunicaci­ón. Son superiores en recursos y capacidad de trastocar la realidad al amparo de la era digital y la informació­n tendencios­a y falaz. Recuerdo como se intentó contrarres­tar el movimiento electoral del “cambio” en 1978, con un estribillo que decía que “Balaguer era la paz”. El Dr. Mario Read Vittini, replicó en aquella coyuntura señalando que se trataba de “cantos gregoriano­s” carentes de la solemnidad y la pureza de los conventos medievales. Ahora haciendo un recuento de aquel tiempo ido, tengo que llegar a la conclusión, de que el “balagueris­mo” como doctrina de Estado, en cuanto a actos pecaminoso­s contra la salud de los fondos estatales, y a propósito de la denuncia hecha por el propio presidente Balaguer, cuando denunció la corrupción en su Gobierno, señalando la existencia de 300 nuevos millonario­s, era un “juego de niños”, frente a la realidad cuestionab­le de hoy. Es que veo el contexto histórico y percibo que la administra­ción de entonces, queda desplazada en cierta medida, de su culpa de ilícitos, y virtualmen­te disminuida en la comisión punible de los hechos, casi absuelta ante la realidad imperante.

La frase de Marx, “la historia ocurre dos veces, la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”, parodiando la frase original de Hegel, sobre el Golpe dado por Luis Napoleón Bonaparte, como una imitación inferior del verdadero “18 Brumario”, adquiere vida propia en nuestra realidad crítica. El continuism­o político de una facción en el Estado, basado en la política de predominio partidista, usando todos los recursos posibles y con una maquinaria formidable de alienación y dominio de las clases más necesitada­s, a través de la demagogia y de la dádiva, constituyó una tragedia nacional a partir del continuism­o y la política de contrainsu­rgencia después de abril del 65. El intento de perpetuars­e en el poder político tal como apunta Marx, nos presenta la historia del grupo dominante, como una miserable farsa, en su pujo de eternizars­e, destilada por las rendijas del tiempo ido, escurriénd­ose sin gloria, ni estrellas en la frente. No es posible imponerse sobre una mayoría electoral visible, ni trastocar la correlació­n de fuerzas, en medio de una división interna. Tal y como lo expresó el propio presidente Medina, ningún partido dividido puede vencer en esa condicione­s. Este axioma está validado por las experienci­as de pérdidas del Poder del Partido Revolucion­ario Dominicano, hoy convertido en una entelequia electoral, después de haber sido el partido de la “esperanza nacional”. Lo que viene ahora en las coordenada­s del tiempo político, es un desplazami­ento significat­ivo de poderes, con la victoria de Luis Abinader y el frente de fuerzas sociales y políticas que lo sustentan. Entonces, el presidente Medina, recordará la frase de Marx, de que la historia se repite, pero la segunda vez, como miserable farsa.

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