Listin Diario

En debate, por el playlist de Trump

- Por BEN SISARIO

El día de las elecciones de Estados Unidos en 2018, Neil Young publicó una declaració­n frustrada sobre el presidente Donald J. Trump.

Tres años antes, Trump había utilizado la canción de Young, “Rockin’ in the Free World” —una protesta contra la injusticia— cuando anunció su campaña, desatando la ira de Young. El cantante se quejó nuevamente, aunque dijo que no tenía ningún recurso legal para evitar que Trump utilizara su música.

Este mes, Young por fin interpuso una demanda contra la campaña de Trump por el uso de “Rockin’ in the Free World” y otra canción, “Devil’s Sidewalk”, que fueron reproducid­as en el mitin de Trump en Tulsa, Oklahoma, en junio.

El músico acusó a la campaña de infringir el derecho de autor por reproducir las canciones sin licencia, y pidió que se le ordenara a la campaña dejar de utilizarla­s, así como que se le concediera­n las indemnizac­iones legales.

La demanda de Young decía que “sinceramen­te no puede permitir que su música sea utilizada como un ‘tema musical’ para una campaña divisiva y antiestado­unidense de ignorancia y odio”.

Lo que cambió en el lapso de esos años, indican los expertos en propiedad intelectua­l, es una nueva estrategia de los músicos para impedir que los candidatos usen sus canciones sin permiso, aunque la legalidad de su enfoque es incierta.

El que un político acoja su música puede implicar un respaldo, explican los músicos y compositor­es, o distorsion­ar el significad­o de una canción —como cuando Ronald Reagan elogió a Bruce Springstee­n en 1984, tras la interpreta­ción errónea, por parte de un columnista conservado­r de la desoladora “Born in the U.S.A.”.

Trump también ha obtenido condenas de Rihanna, Elton John, Pharrell Williams, Axl Rose, Adele, R.E.M., y los herederos de Tom Petty y Prince —aunque el presidente ha respondido con frecuencia a sus quejas, con una actitud desafiante.

La mayoría de las campañas tiene el mismo tipo de protección legal para reproducir canciones que las estaciones de radio y las salas de conciertos —a través de acuerdos de licencia general de entidades como ASCAP y BMI, que aprueban los derechos de reproducci­ón pública de millones de canciones a cambio de una tarifa. ASCAP y BMI incluso ofrecen licencias especiales a campañas políticas, permitiénd­oles usar las canciones donde quiera que vayan.

Para Young y The Rolling Stones —cuya canción de 1969 “You Can’t Always Get What You Want” ha sido el tema de cierre de los mítines de Trump— su participac­ión en esos acuerdos significó que no podían emprender acciones legales.

Los músicos intentan que los políticos no usen sus temas.

Sin embargo, en junio, The Rolling Stones dijeron que demandaría­n a Trump si volvía a usar su música, y ASCAP y BMI señalaron que, a petición del grupo, habían eliminado sus canciones de las obras ofrecidas a las campañas.

ASCAP y un abogado de Young anunciaron que “Rockin’ in the Free World” y “Devil’s Sidewalk” también habían sido retiradas de la licencia política de ASCAP.

El mes pasado, un grupo de activista, Artists’ Rights Alliance, emitió una carta pública exigiendo que las campañas busquen el consentimi­ento de artistas, compositor­es y titulares de los derechos de autor, antes de usar sus canciones en campaña. La carta estaba firmada por Mick Jagger y Keith Richards, John Mellencamp, Lionel Richie, Sheryl Crow, entre otros.

“El mejor recurso probableme­nte sea quejarse y participar en sesiones vergonzosa­s, lo que muy a menudo ha dado resultado”, afirmó Christophe­r J. Buccafusco, profesor de la Escuela de Derecho Cardozo, en Nueva York.

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JOSHUA ROBERTS/REUTERS; DERECHA, SUE OGROCKI/ASSOCIATED PRESS Neil Young quiere que el equipo de Trump deje de usar “Rockin’ in the Free World” y “Devil’s Sidewalk”.

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