¿Premio Nobel para Trump? Uno de sus deseos
WASHINGTON — Incluso antes de que el presidente Donald J. Trump anunciara un avance diplomático entre Israel y Bahréin el 11 de septiembre, había sido nominado dos veces esa semana para el Premio Nobel de la Paz. Las nominaciones, cada una de un político escandinavo de derecha, fueron recibidas en todo el mundo con una mezcla de hilaridad y rechazo: al igual que presentar arte o un escrito para un premio, una nominación no significa mucho en sí misma.
Pero la Casa Blanca se regocijó. Después de la primera nominación el 9 de septiembre, por un parlamentario noruego, quien citó un acuerdo similar, que el gobierno de Trump negoció el mes pasado entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, Kayleigh McEnany, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, lo llamó “un honor muy merecido para este presidente”.
Una segunda nominación se produjo el 11 de septiembre, de un integrante del parlamento de Suecia, por el rol de Trump en lograr un acuerdo económico, entre los enemigos de los Balcanes, Kosovo y Serbia. “Donald Trump es nominado para otro Premio Nobel todos los días”, comentó Laura Ingraham, conductora de Fox News, esa noche. “Es obvio que Trump debería obtener el Premio Nobel”.
Dada la reputación mundial de
Trump como un perturbador peligroso, sin mencionar la preferencia anterior del Comité del Nobel por los líderes liberales, parece poco probable que reciba una llamada de Oslo y se una a un elenco de luminarias que incluyen a Nelson Mandela, la Madre Teresa, Mikhail Gorbachev y el Dalai Lama.
Pero todo lo que se habla de los premios de la paz pone de relieve, lo que se ha convertido en un mensaje central de política exterior para el presidente, en la recta final de las elecciones de noviembre. Un presidente beligerante, de quien los demócratas una vez advirtieron que podría incitar una guerra nuclear, ha atenuado recientemente las amenazas contra rivales como
Irán y China, a favor de un énfasis en poner fin al conflicto.
También hay importantes salvedades a la fanfarria de Trump. Israel no estaba en un estado real de conflicto con los Emiratos Árabes Unidos, ni con Bahréin. Los países simplemente están consagrando una alianza silenciosa que se ha estado desarrollando durante años, señaló Brian Katulis, integrante del liberal Centro para el Progreso Americano, que manifestó que Trump era como “el gallo que se adjudica el mérito del amanecer”.
Trump nunca ha ocultado su deseo de convertirse en ganador del Nobel. En febrero, le dijo a los reporteros que el primer ministro, Shinzo Abe de Japón, lo había nominado para el premio por su diplomacia con Corea del Norte. “Muchas otras personas comparten su sentir”, comentó Trump.
“Probablemente nunca lo recibiré”, agregó, “pero está bien”.
Sin embargo, no parece indiferente. El 11 de septiembre, su embajador en Islandia, Jeffery Ross Gunter, tuiteó elogios al “acuerdo de paz en el Medio Oriente” de Trump, y añadió que “nadie merece más” el Premio Nobel. Trump rápidamente retuiteó el mensaje.
Algunos ven un perturbador. Otros, un emisario de paz.