Listin Diario

Cambios en el Medio Oriente, pro Israel

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actividade­s comerciale­s, culturales y esfuerzos científico­s, que hasta ahora solo podían llevarse a cabo en las sombras.

Pero Yitshak Kreiss, director general del Centro Médico Sheba, el hospital más grande de Israel, indicó que el mayor impacto podría ser en cambiar la forma en que los israelíes comunes piensan sobre su lugar en la región.

“Cuando los israelíes ven que se abre la región, no importa si son los Emiratos o Bahréin, y luego están Chad, Omán, Sudán o Arabia Saudita, es el entendimie­nto de que esta puede ser una mejor región, que no debemos aceptar las cosas como son. Este es el sentimient­o más fuerte que los israelíes pueden tener al respecto”, indicó Kreiss.

“Ese es un tremendo cambio para la gente de mi generación”, agregó. “Nuestra existencia aquí ya no es en función de cuán fuertes somos militarmen­te. Podría serlo de cuántos vecinos y tratados de paz podemos reunir”.

Los israelíes que han estudiado el mundo árabe, incluyendo ex funcionari­os de inteligenc­ia y seguridad nacional, políticos, investigad­ores y periodista­s, se muestran profundame­nte cautelosos acerca de cuánto ha progresado este cambio, y afirman que Israel está lejos de poder bajar la guardia ante sus nuevos amigos.

Aún así, hablan del cambio como una evolución que estuvo en gran parte oculta de la vista del público, hasta que se hizo evidente en las formas en que los líderes árabes comenzaron a hablar sobre Israel.

En 2018, el príncipe heredero Mohammed bin Salman de Arabia Saudita explicó a un entrevista­dor que los israelíes “tienen derecho a tener su propia tierra” e insistió en que “nuestro país no tiene problemas con los judíos”. El mismo año, Khalid bin Ahmed al-Khalifa, el ministro de Relaciones Exteriores de Bahréin, defendió los ataques aéreos de Israel contra objetivos iraníes en Siria.

El año pasado, Bahréin fue sede de una conferenci­a del gobierno de Trump que promovía los aspectos económicos de su propuesta para resolver el conflicto israelí-palestino, y Sheikh Khalid obsequió ramas de olivo a los periodista­s israelíes. “Israel es parte de esta herencia de toda esta región, históricam­ente”, le dijo a uno, agregando, “el pueblo judío tiene un lugar entre nosotros”.

Y apenas el 4 de septiembre, un imán saudita en la Gran Mezquita de La Meca predicó sobre la bondad del profeta Mahoma hacia un vecino judío, en un sermón que parecía sentar las bases para una normalizac­ión saudita de los vínculos con Israel.

Sin embargo, hace tan solo una década, según Shimrit Meir, una analista israelí del mundo árabe, Israel aún era retratado comúnmente por todo el Medio Oriente como la “fuente de todos los males, y el máximo otro”, y la causa palestina era tratada como “la cosa más sagrada”.

La Primavera Árabe rompió eso, indicó. “La gente quería hablar sobre sus propios problemas y retos políticos”, dijo Meir. “Y los israelíes, poco a poco, entraron en escena”.

Otros factores se combinaron para dirigir a los países del golfo Pérsico hacia el umbral de Israel: el acuerdo nuclear de Irán de 2015 con el gobierno de Obama, al que tanto Israel como los líderes del golfo se opusieron; las acciones expansioni­stas de Irán en Siria, Yemen y otros lugares, que Israel y los países del golfo vieron como graves amenazas; y la creencia de que Estados Unidos se estaba retirando de la región.

Mientras tanto, los palestinos mostraron pocas señales de adaptarse a las circunstan­cias cambiantes, añadió Meir.

Zvi Bar’el, estudioso del mundo islámico y columnista de Haaretz, cuestionó cuánto afectaría realmente “la psique del público israelí”, la normalizac­ión con los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, dadas las relaciones tensas con los vecinos árabes más próximos.

Bar’el indicó que los acuerdos de paz de Israel con Egipto en 1979 y Jordania en 1994 mostraron que cada acuerdo nuevo con un país árabe impone nuevas restriccio­nes a las acciones israelíes.

“Llega el momento en que el proceso de paz se revivirá, y estos nuevos socios árabes tendrán voz en él, incluso más, probableme­nte, que

Estados Unidos, y mucho menos Europa”, afirmó.

En una línea similar, advierten los analistas, los nuevos amigos de Israel también podrían meterlo en un nuevo tipo de problemas.

Yoel Guzansky, ex jefe del departamen­to del golfo en el Consejo de Seguridad Nacional de Israel, advirtió que los florecient­es vínculos emiratíes de Israel podrían colocarlo al frente de un campo “anti-turco” en la región.

“No creo que eso sea bueno para Israel”, comentó. Señaló que los Emiratos Árabes Unidos habían desplegado los F-16 en Grecia, aumentando las tensiones entre Turquía y Grecia. “Los Emiratos Árabes Unidos están muy lejos”, agregó Guzansky. “Quizás ellos puedan correr más riesgos que Israel. Eso es lo que temo”.

Ven una ventana en los acuerdos con los países árabes.

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FOTOGRAFÍA POR DEBBIE HILL

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