Listin Diario

Cuando los planes se vuelven ‘planeta’

- MARTA QUÉLIZ

Uno pone y Dios dispone. Eso lo he escuchado desde que tengo uso de razón. Ciertament­e es así. Cogemos una maleta y la ponemos repleta o ligera de cosas por hacer. Cargamos acuestas con ese equipaje para agotar la ruta trazada. A veces, hasta dividimos en orden de importanci­a esa agenda, pero no nos damos cuenta de que la prioridad no es la que establecem­os, sino la que el Señor organiza para nosotros.

De ligera a apretada o viceversa

Hay días que nos acostamos con la mente cargando con la pesadez de unos planes que parecen no poder desarrolla­rse en las 24 horas del día siguiente. Y al despertar: ¡Sorpresa! Vemos que se canceló la reunión importante de la mañana, que se postergó ese proyecto que debíamos desarrolla­r para ya, o que ya no es necesario que hagamos ese trabajo que era de “vida o muerte”. Es aquí cuando nos hacemos la pregunta: ¿Tuvo sentido ese dolor de cabeza que me gané por haberme abrumado con unos planes que se volvieron planeta? También puede pasar que nos vayamos a la cama muy quitados de bulla, y al levantarno­s, comencemos a agotar una agenda que minuto a minuto se vuelve más pesada.

Dejar fluir

Sé que todos hemos pasado por ambas experienci­as, y por eso me atrevo a invitarles a que visiten una ciudad fabulosa donde los planes del día a día, no los crean las personas, los elabora el Señor, que es quien sabe qué nos conviene y qué no, qué orden tienen nuestros quehaceres para cumplir con esa misión que Él nos encomienda. Allí todos se acuestan y se levantan desprovist­os de preocupaci­ones, solo con la convicción de que no importa cómo venga la agenda, sino la disposició­n que tengamos para cumplir la voluntad de Dios.

¡Claro que hay que organizars­e!

No es que actuemos a la ligera. Es que copiemos de los residentes en ese lugar fabuloso. Allí no se preocupan antes de que pasen las cosas, se ocupan en buscarles solución luego de que suceden. ¿Qué se organizan? Por supuesto, lo hacen. Pero teniendo en cuenta que no vale la pena dar por hecho que mañana tendremos un día liviano o pesado. Ellos simplement­e, esperan que llegue apegados a la frase: “Cada día trae su afán”. Así que espero la visita a esa ciudad de ensueño les haya ayudado a comprender que antes, ahora y siempre el único que traza la pauta es nuestro Creador, y por eso vemos que existe la posibilida­d de que, como decimos en buen dominicano, nuestros planes se vuelvan planeta.

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