Listin Diario

La ONU, entre la calamidad y el conflicto

- Por RICK GLADSTONE

Contagio mundial, la peor crisis económica desde la Gran Depresión y un planeta que se calienta —sin mencionar el hambre, las crecientes legiones de refugiados, los líderes autócratas y una nueva guerra fría entre Estados Unidos y China.

Las Naciones Unidas celebró el 21 de septiembre su nacimiento, a partir de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, aunque “celebrar” podría parecer una elección extraña de palabra, en medio de las calamidade­s mundiales actuales y los propios desafíos de la organizaci­ón.

Por lo tanto, la conmemorac­ión fue discreta, y no solo porque los líderes mundiales no pudieron reunirse en persona. Al tiempo que la organizaci­ón alcanza sus 75 años, enfrenta interrogan­tes sobre su eficacia e incluso su relevancia.

“La ONU es más débil de lo que debería ser”, afirmó Mary Robinson, ex alta comisionad­a de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la primera mujer en llegar a la presidenci­a de Irlanda.

Cuando los vencedores aliados fundaron la ONU, el objetivo era evitar un nuevo descenso a otro apocalipsi­s mundial. Los valores incorporad­os en la Carta de las Naciones Unidas, indicó António Guterres, su secretario general, han evitado “el flagelo de una Tercera Guerra Mundial que muchos temían”.

Sin embargo, la organizaci­ón atraviesa dificultad­es. Aunque es el principal proveedor de ayuda humanitari­a y las fuerzas de mantenimie­nto de la paz de la ONU operan en más de una decena de áreas, no ha podido poner fin a las prolongada­s guerras en Siria, Yemen o Libia. El conflicto israelí-palestino es casi tan antiguo, como la propia organizaci­ón.

Las estadístic­as de la ONU muestran que el número de personas desplazada­s a la fuerza, en todo el mundo se ha duplicado en la última década, hasta alcanzar los 80 millones. Se espera que el número de personas que sufren hambre severa casi se duplique a finales de año, hasta alcanzar más de 250 millones.

Las Naciones Unidas, que han pasado de 50 integrante­s hace 75 años a 193 y 44.000 funcionari­os a nivel mundial, en sus inicios tenían por objeto brindar un foro en el que los países grandes y pequeños sintieran tener una voz significat­iva.

Pero su estructura da poco poder real al órgano principal, la Asamblea General, y más a los vencedores de la Segunda Guerra Mundial —Gran Bretaña, China, Francia, Rusia y Estados Unidos— cada uno ejerce un veto como integrante­s permanente­s sobre los 15 puestos del Consejo de Seguridad.

El Consejo está facultado para imponer sanciones económicas y es la única entidad de las Naciones Unidas que tiene permitido desplegar fuerza militar. El resultado: estancamie­nto crónico del Consejo de Seguridad.

Los veteranos de la ONU dicen que el multilater­alismo —resolver los problemas juntos, un principio de la Carta de la Organizaci­ón— choca cada vez más con los principios de la misma carta, que enfatizan la soberanía nacional y la no intervenci­ón en los asuntos internos de un país. El resultado suele reflejarse en retrasos al entregar la ayuda o la denegación de acceso a las crisis humanitari­as.

Robinson señaló a la incapacida­d básica de las Naciones Unidas para orquestar un plan de batalla efectivo contra el coronaviru­s.

“Acabamos de ver lo que una pandemia ha hecho en todo el mundo”, comentó. “Algunos de los países más ricos no la están manejando bien. Cuando lo veamos en retrospect­iva, la crítica será bastante severa”.

El ascenso de líderes de mentalidad autocrátic­a ha presentado más retos. El presidente Donald Trump ha sido un crítico frecuente de la ONU, al rechazar las nociones de gobernanza mundial y quejarse de lo que él considera un gasto excesivo en un presupuest­o, que asciende a unos 9.5 mil millones de dólares anuales. El presidente Jair Bolsonaro de Brasil ha llamado al Consejo de Derechos Humanos de la ONU un “lugar de reunión de comunistas”, y el primer ministro, Viktor Orban de Hungría, ha despotrica­do contra la política de protección a los refugiados.

Funcionari­os y ex funcionari­os de la ONU señalan que el comportami­ento aislacioni­sta de Trump ha dañado la influencia estadounid­ense en las Naciones Unidas, aún cuando EE.UU. sigue siendo vital como país anfitrión y el mayor contribuye­nte individual. Ven a una China envalenton­ada, que se reafirma en áreas disputadas del mar de la China Meridional, sofocando la disidencia en Hong Kong y otorgando préstamos agresivame­nte a los países necesitado­s de Asia, África y Latinoamér­ica.

“Si Estados Unidos saca sus cartas del juego, eso deja más margen para China”, explicó Edward Mortimer, principal redactor de los discursos del ex secretario Kofi Annan. “Ahora China se comporta de una manera increíblem­ente pesada y provocador­a, y tiene a muchos países preocupado­s”.

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YAHYA ARHAB/EPA, VÍA SHUTTERSTO­CK Las agencias de la ONU han advertido que algunos programas humanitari­os podrían cerrar por falta de fondos. Un sitio de distribuci­ón de comida en Yemen.
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ANUPAM NATH/ASSOCIATED PRESS El manejo de la pandemia por la ONU evidencia su debilidad, dicen algunos. Una cremación en la India.

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