Beneficios y costos de la expansión
Primer Tiro
La fuerte expansión fiscal y monetaria (aplicada desde el mes de abril y todavía en curso) ha logrado reducir significativamente los efectos recesivos de la pandemia. La diferencia entre el total de gastos públicos del presupuesto original para el año en curso, y el aprobado en su última modificación es de RD$ 168.2 mil millones. Como consecuencia de la agresiva política de expansión monetaria del Banco Central, entre abril y octubre, las inyecciones adicionales de facilidades totales de financiamientos a la economía han ascendido a RD$ 140 mil millones, lo que no estaba contemplado en el Programa Monetario formulado para ser ejecutado en el presente año, con lo cual el estímulo total anti pandémico se eleva a RD$ 308.2 mil millones. Pero es muy probable que muchos comunicadores, economistas, empresarios e inversionistas no han calculado y tomado en cuenta los impactos de esta combinación de política fiscal y monetaria expansiva.
Segundo Tiro
En abril el ritmo de actividad económica, medido según el IMAE que calcula el Banco Central, estaba cayendo a un 29.8%, mientras que en septiembre dicha caída se había reducido a 5.6%. En abril, los empleos formales perdidos con respecto al mismo mes del año pasado, y medidos según el Sistema de Tesorería de la Seguridad Social, ascendían a 435,586 puestos, mientras que en octubre dicha cifra, calculada de la misma forma, había disminuido a 254,565 puestos. Independientemente de las diferencias en el impacto multiplicador de los estímulos fiscal y monetario, hay que señalar que mientras el primero era necesario para mantener un mínimo de bienestar en la población más vulnerable a los efectos la pandemia (contribuyendo así a evitar una caída repentina e indeseable de la demanda interna), el segundo fue una decisión de las autoridades monetarias, con lo cual se apalancaron y se aceleraron los efectos del primero. Pero como no hay nada gratis, los beneficios de la expansión anti pandémica, tienen un costo que todavía no ha empezado a pagarse.
Tercer Tiro
En año cerrará con una deuda publica consolidada equivalente a un 71% del PIB, un amento brutal, muy por encima del promedio del crecimiento de la deuda contraída por otros países durante el cursante año pandémico. Con intereses de la deuda pública que representan el 27.5% de los ingresos fiscales, y sin un Acuerdo con el FMI, una degradación de la calificación crediticia es inminente, a menos que la ausencia del citado
Acuerdo sea sustituida por un Programa Macroeconómico de mediano plazo (tres años), orientado a recuperar la sostenibilidad y el espacio fiscal, y mitigando de manera óptima los riesgos del presupuesto del próximo año. Y como ya sido planteado, dicho Programa debe incluir un Plan de reformas orientado a reducir rápidamente el déficit de las empresas publicas eléctricas, una nueva arquitectura institucional que aumente la eficiencia del sector público, una aceleración de la inversión pública con APP en forma de Fideicomiso, la capitalización del Banco Central, y una mayor eficiencia de la gestión de la deuda pública interna. Ejecutar dicho Plan de reforma será una tarea extremadamente difícil y complicada, en términos económicos y políticos, y para eso hay que vencer a los opositores al mismo, y convencer a la población de sus grandes beneficios.