¿Fue muy pronto la canonización?
tia, lo que le permitió escalar en la jerarquía.
Los hallazgos detallaban décadas de oscuridad burocrática y falta de rendición de cuentas por parte de un sinfín de prelados de alto nivel y amenazaban con mancillar las túnicas blancas de tres papas. Pero más que nada, ofrecen evidencia contundente de que la Iglesia católica procedió con una rapidez imprudente para canonizar a Juan Pablo II, señalan críticos.
“Fue canonizado demasiado rápido”, apuntó Kathleen Cummings, autora de
y directora de un centro sobre catolicismo estadounidense en la Universidad de Notre Dame. Expresó que dada la “evidencia muy condenatoria” en el reporte, si la Iglesia hubiera esperado al menos cinco años para iniciar el proceso de canonización “probablemente no habría iniciado para Juan Pablo II debido a su complicidad en el escándalo de abusos sexuales del clero”.
Dar marcha atrás a la canonización, algo que los historiadores batallan para recordar que alguna vez haya ocurrido, es poco factible. Algunos historiadores dicen que es más probable que el reporte vuelva a aplicar algunos frenos en un proceso que el propio Juan Pablo II agilizó. Pero el reporte podría complicar las probabilidades de canonización de otros que estaban en lo alto de la jerarquía eclesial cuando estalló el flagelo de los abusos sexuales.
El informe del Vaticano muestra que el papa Benedicto XVI pidió a McCarrick que mantuviera un perfil discreto cuando surgieron más acusaciones de abuso en el 2005. A pesar de ser enterado por sus altos lugartenientes de los rumores del abuso, el papa Francisco confió en que sus antecesores habían investigado adecuadamente el caso y lo dejó por la paz, indicó el reporte.
Francisco ha reconocido su error al creerles a los obispos por encima de las víctimas. Expulsó a McCarrick del sacerdocio y ha instituido políticas eclesiales para aumentar la rendición de cuentas.
Los defensores de Juan Pablo II dicen que el reporte solo demostró que McCarrick engañó al Papa, igual que lo hizo con muchos otros durante su ascenso de medio siglo en la Iglesia, y que eso no tiene nada que ver con la cualidad cristiana que convirtió al pontífice en santo.
Sin embargo, algunos críticos argumentan que hay causa suficiente para no celebrar a Juan Pablo II. Citando su “toma de decisiones insensible y desastrosa” que puso a niños de todo el mundo en riesgo, un editorial en
exhortó a obispos estadounidenses a “debatir que se solicite al Vaticano que suprima formalmente el culto a Juan Pablo”, o deje de celebrarlo.
El propio Juan Pablo II había convertido a la Iglesia en una fábrica eficiente de canonizaciones. Redujo los criterios para la beatificación de dos milagros a uno, e hizo lo mismo para la canonización. En 1983, recortó el tiempo requerido entre la muerte de una persona y el inicio de su proceso de canonización de 50 a cinco años.
Produjo más de 480 santos, y dejó tantos en proceso que Benedicto XVI pudo canonizar a veintenas más. El papa Francisco ha hecho lo propio.
Los tres papas adoptaron el proceso de canonización como herramienta para fortalecer a los fieles con la noción de que aún hay santos entre nosotros. En el caso de Juan Pablo II, Benedicto XVI dispensó el requisito de los cinco años.
En mayo, reporteros preguntaron a monseñor Slawomir Oder, promotor de la causa de la santidad de Juan Pablo II, si habría sido más sensato postergar la canonización. Para ese entonces, ya se había formado un nubarrón sobre la relación de Juan Pablo II con McCarrick y sus vínculos estrechos con el Reverendo Marcial Maciel Degollado, el fundador mexicano de la orden rica y poderosa de los Legionarios de Cristo, de quien después se descubrió que procreó varios hijos y había sido un abusador serial.
“Se enfrentaron todas las preguntas, incluso las que mencionan” sobre abusos, manifestó Oder. “Juan Pablo II no encubrió a ningún pederasta”, añadió.
Sin embargo, Oder, quien no respondió a una solicitud de comentarios tras la publicación del reporte, también reveló en ese entonces que El Vaticano no otorgó acceso a los archivos a quienes investigaban el caso a favor de la canonización de Juan Pablo II.
El arzobispo Carlo Maria Viganò, exfuncionario en la Secretaría de Estado de la Santa Sede, incitó en parte el reporte al publicar una carta en el 2018 en la que acusaba al papa Francisco de encubrir los abusos de McCarrick.
Viganò argumentó que Juan Pablo II estaba demasiado enfermo de Parkinson en el 2000 como para ser responsabilizado. Pero la investigación del Vaticano arroja que Juan Pablo II estaba en su sano juicio cuando tomó la decisión de rechazar las acusaciones y designar a McCarrick.
En una misiva, McCarrick exhortó a Juan Pablo II a no creer en las acusaciones. El papa quedó “convencido de la verdad” de la negación de McCarrick, indica el reporte.
El informe ha llevado a algunos historiadores a sugerir que la Iglesia católica redirija sus esfuerzos de canonización para alejarlos de la alta jerarquía.
Revelaciones ponen en duda el proceso de canonización.