El virus expone brecha de género en el deporte
Cuando Lisa Bloor se enteró de que el club de futbol de nivel élite de su hija Abby sería cerrado en el confinamiento por coronavirus más reciente de Inglaterra, enfrentó un problema difícil: cómo explicar que los niños varones del mismo nivel tenían permitido seguir jugando.
“¿Cómo le digo a mi hija que es porque es una chica?”, preguntó Bloor. “Es desalentador. Carece de toda lógica”.
A principios de noviembre, luego de que el Gobierno de Gran Bretaña admitió renuentemente la necesidad de un segundo confinamiento para todos salvo los servicios más esenciales de Inglaterra para impedir que el número de casos del covid-19 se saliera de control, las restricciones —y las excepciones a las reglas— dejaron al descubierto una brecha de género más: la que hay entre los deportes femeniles y varoniles.
Cuando el Gobierno británico otorgó exenciones especiales a “deportes de élite” para el periodo de un confinamiento de cuatro semanas, los seis niveles más altos del futbol varonil podían seguir entrenando y compitiendo. Pero solo se permitió que las dos ligas de mayor rango del futbol femenil continuaran haciéndolo.
En ninguna instancia fue más transparente la brecha de género que en la decisión en torno a las academias de los clubes de futbol, que pulen las habilidades de los jugadores de edad escolar más prometedores y los preparan para volverse profesionales.
El entrenamiento de los varones en más de 80 academias de los clubes de la English Football League y la Premier League podía seguir bajo protocolos “de elite”, pero la Asociación de Futbol (FA, por sus siglas en inglés), que gobierna el futbol en Inglaterra, decidió que las academias de jovencitas en clubes como Everton —donde Abby Clarke, la hija de 16 años de Bloor, entrena al menos cuatro veces por semana como parte de la escuadra de desarrollo— eran “no de élite” y tendrían que suspender todas las actividades durante la cuarentena.
El organismo gobernante después revirtió esa decisión, pero admitió que era probable que solo reabrirían unas cuantas academias para jovencitas —cuatro o cinco a lo mucho— debido a una falta de recursos.
Algunas jóvenes fanáticas del futbol se volcaron a las redes sociales para preguntar #IsItBecauseIAmAGirl (¿Es porque soy una chica?), despotricando contra las diferentes reglas de la FA para los equipos varoniles y femeniles mientras que una petición haciendo un llamado a que el futbol femenil continuara reunió más de 15 mil firmas en cuestión de unos cuantos días.
Philip Gill, padre de tres niñas entre 22 meses y 12 años de edad y entrenador de un equipo de futbol para jovencitas, inició la petición.
“Es hora de darle al juego de las mujeres las mismas oportunidades que han dado al de los hombres”, dijo.
En un estudio reciente del primer confinamiento, las deportistas de élite de Gran Bretaña reportaron que sus finanzas y condición física habían resultado más afectadas que las de sus homólogos de sexo masculino.
“El confinamiento definitivamente arraigó esas ideas de que los deportes femeniles no están al mismo nivel que los deportes varoniles en términos de oportunidad, acceso y financiamiento”, dijo Ali Bowes, catedrática titular de sociología en la Universidad de Nottingham Trent, quien encabezó la investigación.
Alzar la voz y llamar la atención a los problemas, afirmó, “nos pone en un camino realmente positivo para cómo podrían cambiar las cosas en el futuro”.