Fisuras europeas fluyen con la salida de Trump
BRUSELAS — La presidencia de Donald J. Trump se ha distinguido por un desprecio excepcional hacia los aliados europeos y la alianza de la Otán. También obligó a las naciones europeas a considerar si se habían vuelto demasiado dependientes de Estados Unidos para liderazgo y su propia seguridad, y a reflexionar respecto de hasta dónde estaban dispuestas a llegar para defenderse.
Pero la perspectiva de la partida de Trump ha reabierto viejas fisuras entre aliados europeos clave sobre sus relaciones de defensa con EE. UU., con dudas sobre lo que hace unos meses parecía un giro decidido hacia una mayor ambición e integración europeas.
La consecuencia más inmediata ha sido una amarga disputa entre Francia y Alemania sobre el futuro de la defensa europea y la autonomía estratégica, dejando patente las diferentes ansiedades de dos países centrales para el funcionamiento de la Unión Europea.
La disputa ha incluido un ataque inusualmente personal del presidente francés, Emmanuel Macron, contra la ministra de Defensa alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer. Incluso sugirió que la ministra de Defensa, una de los favoritos de la canciller Angela Merkel, no estaba en sintonía con la canciller, lo que funcionarios y analistas alemanes niegan rotundamente.
El conflicto es una medida de los francos sentimientos incitados por la presidencia de Trump, que planteó dudas sobre el compromiso a largo plazo de EE. UU. con el liderazgo mundial y la seguridad europea, que es poco probable que borre una presidencia de Biden.
Esas actitudes ayudaron a Macron a impulsar la idea de la “autonomía estratégica” europea de un EE. UU. cambiado, al que considera no dispuesto a ser líder mundial.
La preocupación de Macron, dicen funcionarios y analistas franceses, es que una amigable presidencia Biden colocará a Europa —y, más importante, a Alemania, su nación más grande y rica— de nuevo bajo el paraguas estadounidense, dejando al continente reacio a comprometerse con una voz europea más enérgica en el mundo.
Kramp-Karrenbauer, conocida como AKK, es la funcionaria alemana que más habla de la necesidad de que Alemania y Europa tomen más en serio los asuntos militares y de seguridad, dijo Claudia Major, analista del Instituto para Asuntos Internacionales y de Seguridad de Alemania.
“Tener este debate contraproducente y tóxico no nos ayuda en lo absoluto”, dijo Major. “La pregunta en Alemania no es si somos atlantistas o europeístas, sino si asumimos más responsabilidad en defensa o no, y A.K.K. quiere hacer más”.
El debate es importante, dijo François Heisbourg, analista francés, “porque muestra al desnudo las discrepancias entre las percepciones francesas y alemanas, como representantes de una división europea más amplia”.
Los dos países tienen puntos de partida muy diferentes, indicó, con visiones disímiles sobre la centralidad de la dependencia transatlántica. “Pero en esencia —la necesidad de hacer más— no hay tanta diferencia”.
Wolfgang Ischinger, exembajador alemán en Washington que dirige la Conferencia de Seguridad de Munich, dijo que un segundo de pensamiento “le diría que A.K.K. es la aliada más cercana de Macron en Alemania para fortalecer las capacidades europeas, y ya sea que lo llamen autonomía o un mejor socio de EE. UU. en la Otán, es una disputa sobre palabras, no significado”.
Alemania también considera que el paraguas de seguridad estadounidense es crucial para el equilibrio europeo, para mantener a los europeos centrales y orientales comprometidos con la Otán y la misma UE, dijo Daniela Schwarzer, directora del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores.
“Los alemanes quieren enmarcar el incremento en los esfuerzos militares europeos como parte de la cooperación transatlántica, como un mensaje a EE. UU., pero también a los países de Europa Central y Oriental” que solo confían en las garantías de seguridad de EE. UU. contra Rusia, dijo. “Alemania quiere ser lo más inclusiva posible en Europa, mientras que Francia está mucho más dispuesta a avanzar con menos países”.
Jana Puglierin, directora de la oficina en Berlín del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, señala que la Otáan y la UE son fundamentales para Alemania de una manera que no lo son para Francia, que mantiene su arsenal nuclear.
“Si le quitas la Otán o la UE a Francia, los franceses podrían formar coaliciones con los que estén dispuestos”, dijo Puglierin. “Quítaselas a Alemania y nos sentiremos desnudos. La idea de que la Otán se colapse nos asusta”.