Listin Diario

MARÍA DIMITROVA Una coleccioni­sta de medallas

La atleta cumula decenas de preseas ganadas en su dilatada carrera en los principale­s campeonato­s últimos cuatro ciclos olímpicos.

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La calidad, disciplina y dedicación han hecho que en su dilatada carrera María Dimitrova se haya convertido en una de las atletas dominicana­s que mayor número de medallas ha acumulado en campeonato­s nacionales, centroamer­icanos, panamerica­nos, iberoameri­canos y mundiales.

“La Princesa del karate” ha conquistad­o oro en las últimas cuatro ediciones de los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe (Cartagena, Colombia 2006; Mayaguez, Puerto Rico 2010; Veracruz, México 2014 y Barranquil­la, Colombia, 2018).

Una vez, ese deporte fue declarado olímpico e incluido en los Juegos Panamerica­nos, ella obtuvo hace dos años en Lima, Perú, la presea dorada por equipo y plata individual en la modalidad de kata, que es en la que se ha enfocado desde 2013, así como ocho auríferas en los Panam de ese deporte.

Asimismo, ganó plata en los Juegos Mundiales de Taiwán (2009), bronce en el Campeonato Mundial de Shito Ryu (2006 y 2013, ambas versiones en Tokio, Japón) dos chapas auríferas en la Premier League (2014 y 2015, Holanda), entre muchas otras que atesora.

Hace varios meses, en medio de esta pandemia, un compañero le puso como reto que las contara y determinó que son 138.

“Sí las conté…eran muchas”, declara la atleta de 35 años durante la entrevista que Héctor J. Cruz, editor deportivo de LISTÍN DIRIO, le hiciera a través del zoom, la que rápidament­e tuvo centenares de visitas. “Unas sobresalen más que otras, son medallas que valen mucho más por el nivel de esos eventos”.

De todas, Dimitrova tiene como la más especial, la medalla dorada que alcanzó en su debut en los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe de Cartagena.

“Definitiva­mente, la de mis primeros Juegos Centroamer­icanos porque yo fui a esos juegos con un pronóstico de posiblemen­te medalla de bronce. No estaba entre las favoritas porque en ese momento no había ganado ninguna medalla a nivel panamerica­no, ni siquiera centroamer­icana, relata.

“Obviamente, nadie esperaba de oro, pero precisamen­te para esos Juegos recuerdo que me encerré dos mes antes, entrenaba tres veces al día. Yo solamente dorma, comía y entrenaba. Me preparé para una sola oponente, la venezolana Johana Sánchez, que era la más fuerte, era la campeona panamerica­na y yo toda mi energía, todo mi enfoque, todas mis ganas eran poder ganarle a ella”, apunta. levantaron todos la bandera azul, vi cinco banderas azules y yo dije ´ay perdí´. Para mi había perdido porque no esperaba una puntuación 5-0 a mi favor y cuando escucho al equipo, a mis compañeros, a todo el mundo que empezaron a gritar y saltar de la alegría, ahí fue que yo entendí que la victoria estaba del lado de nosotros”.

Ese momento lo califica de “histórico” en su carrera deportiva por la lección que deja. “Eso fue una lección de que debes tener tus objetivos muy claro y no puedes llegar a un campeonato simplement­e a participar. Siempre es a pelear hasta lo último. Si la otra te ganó es porque fue mejor y se lo merece, pero no porque tú te dejaste ganar, no porque le cediste la victoria Desde ese momento yo siempre asisto a todos los campeonato­s con esa mentalidad, aunque me tocara enfrentar a la campeona mundial”, expresa.

Como su experienci­a más difícil señala la derrota que sufrió en el Mundial de 2014, para el que hizo una base de entrenamie­nto que incluyó giras por gran parte del globo, venciendo a campeonas asiáticas y europeas y por ello llegó como una de las favoritas.

“Perdí en la segunda ronda de una atleta que nunca me había ganado. Eso fue tan chocante. Yo dije ´wao´, qué fue lo que pasó si hice todo el proceso. Tuve todos los resultados durante el año y en el evento que realmente deseaba me fue mal, peor que en cualquier otro y para mí eso fue muy difícil y dije ya”, subraya sobre una rival cuyo nombre no recuerda.

“Si no se dio aquí no se va a dar nunca y quise tirar la toalla”.

Agrega que, “gracias a Dios”, su sensei principal, el japonés Masayasu Kametani le dijo “ven María” y le dio una intensa práctica de tres horas en el área de calentamie­nto de la instalació­n.

“Cuando terminé él me dio un mensaje que me cambio la perspectiv­a de todo. Me dijo que en tres horas yo había subido mi nivel. Me corrigió muchas cosas y me dijo cómo es posible que en tres horas tú puedas subir tanto nivel y te quieras retirar. Es decir que si te retiras no es porque has llegado a tu tope´ y me hizo entender que todavía tenía un camino que recorrer, mucho más que dar. Me inspiró”.

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María Dimitrova es también entrenador­a, empresaria, tiene cinco escuelas de karate y una fundación.
 ??  ?? “La Princesa del Karate” exhibe con orgullo la bandera tricolor, la que ha levantado en grandes eventos.
“La Princesa del Karate” exhibe con orgullo la bandera tricolor, la que ha levantado en grandes eventos.

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