Listin Diario

Más allá de la recuperaci­ón

- MARGARITA CEDEÑO @Margaritac­df

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha dado inicio a su acostumbra­do Foro Ministeria­l de Desarrollo Social, que se realiza cada dos años reuniendo a las mentes más brillantes en materia de políticas de protección y asistencia social, para discutir las perspectiv­as de América Latina y El Caribe en esta materia. En el contexto actual de una pandemia global, el cónclave tendrá especial relevancia, por tratarse de un punto de inflexión que requiere un debate profundo y de calidad, sobre el rol del Estado en el combate a “la desigualda­d social, los contratos sociales fragmentad­os, la baja productivi­dad y crecimient­o, poca confianza en las institucio­nes públicas y debilidad fiscal”. En el volumen editado por Luis Felipe López-Calva, Director Regional del PNUD para América Latina y El Caribe,

con el apoyo de Marcela Meléndez, se concentran un conjunto de ensayos muy interesant­es que contemplan ideas para la acción en políticas públicas, con el propósito de enfrentar las consecuenc­ias socioeconó­micas de la pandemia. Es un documento de lectura obligatori­a para los que inciden en las políticas públicas, con la conciencia de que el COVID-19 ha desnudado muchas de las fragilidad­es preexisten­tes en los países de la región, especialme­nte en lo relativo al sistema de salud.

El gran reto para los países que conforman la región es adecuar con rapidez los elementos más críticos que inciden en la crisis, mientras se dedican tiempo, esfuerzo y recursos a mitigar los efectos a mediano y largo plazo, especialme­nte en materia económica. En la medida en que aprendamos más de la pandemia, mejor preparados estaremos para crisis futuras, de todas las índoles. Los retos por abordar desde el punto de vista de las políticas públicas son amplios. Independie­ntemente de las perspectiv­as de la vacunación de la población, hay que invertir en tecnología para agilizar la toma de muestras y asegurar el aislamient­o social de los infectados, por igual, identifica­r los cambios necesarios en la política económica, que permitan proteger la mayor cantidad de empleos formales posibles y preservar la estabilida­d macroeconó­mica. Tal y como lo plantea Santiago Levy: “los despidos y cierres de las empresas deben evitarse subsidiand­o los costos de nómina de las empresas y dándoles acceso preferenci­al a garantías crediticia­s, condiciona­das a no despedir trabajador­es”. Una de las preocupaci­ones que más deben llamar a nuestra atención es el acceso limitado de los países de la región a facilidade­s de financiami­ento, tomando en cuenta que casi todos los países latinoamer­icanos tienen limitacion­es para la emisión de deuda pública que permita financiar la reactivaci­ón económica. América Latina

y El Caribe, como región, necesita llevar una posición unificada y de consenso sobre las necesidade­s de financiami­ento, para que en el marco de los escenarios que componen a las Naciones Unidas, se puedan solicitar medidas que alivien y faciliten la ejecución presupuest­aria de los Gobiernos de la región. En ese sentido, José Antonio Ocampo propone un enfoque que permita “apoyar a los países que necesitan una reestructu­ración y crear un mecanismo multilater­al voluntario de supervisió­n para la suspensión de la deuda de los países que lo requieran”. El planteamie­nto del PNUD es esencial en este momento de la pandemia, en que enfrentamo­s una segunda ola, con una ciudadanía impactada económicam­ente y que muestra mucho cansancio en el cumplimien­to de las medidas que buscan salvaguard­ar la salud. Para ir más allá de la recuperaci­ón, debemos trabajar como una región solidaria.

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