Se resolverá a golpes
Cuando en diciembre del 1773 los patriotas americanos botaron el té inglés a la bahía de Boston, no botaron todos los intentos de negociación. Todavía entonces Benjamin Franklin quería indemnizar a los ingleses por el té.
El1 de julio del 1774 comenzó el castigo inglés contra Boston. Ese mismo día, la Cámara de los burgueses de Virginia declaró un día de oración en solidaridad con Boston.
Al día siguiente, el parlamento imponía a los colonos de América proveer al acuartelamiento de las tropas inglesas.
Todavía aprobaron otra medida más irritante para los protestantes americanos: la Ley de Quebec extendía los límites de esa provincia por el valle del Ohio. Su gobernador sería electo por Gran Bretaña y otorgaría una posición privilegiada a los católicos.
El Primer Congreso Continental de Filadelfia se reunió el 5 de septiembre del 1774. Produjo una verdadera Declaración de Derechos Americanos: reconocía al Parlamento inglés el derecho a regular el comercio y todo lo concerniente al gobierno imperial, no así los asuntos internos de las colonias. Los americanos afirmaban poseer los mismos derechos que los británicos. Tocaba a las asambleas de las colonias pedir o no tropas inglesas. El Congreso envió un memorial de agravios al Parlamento, que lo rechazó a principios del 1775.
Los colonos respondieron boicoteando los productos ingleses. Todavía los congresistas pretendían encontrar “medidas sensatas y apropiadas para la recuperación y establecimiento de sus justos derechos y libertades y para la restauración de la unión y la armonía entre Gran Bretaña y las colonias, que ardientemente desean todos los hombres de bien” (Cárdenas, 1998, 108).
El 5 de octubre, los colonos de Massachussetts, desafiando al rey y su gobernador Thomas Gage, organizaron un gobierno fuera del bloqueado Boston y elaboraron una lista de patriotas dispuestos a acudir “al minuto” al llamado de la colonia.
En Inglaterra ocurrieron dos reacciones dispares, por un lado, la del rey Jorge III: “las colonias de Nueva Inglaterra se hayan en estado de rebelión… serán los golpes los que decidan si serán súbditas de esta nación o independientes” (Brown y otros. 1999, America, a Narrative History, 226). Y por otro, la de Benjamin Franklin quien le expresó a William Pitt: “ningún americano <